jueves, 8 de agosto de 2013

MUSICA XXX


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domingo, 10 de marzo de 2013

salud y sexo








LOS MEJORES CONSEJOS Y TIPS PARA TENER UNA VIDA SEXUAL PLENA 







El músculo sexual desconocido
Existe un músculo que permite un grado de estimulación sexual diferente a lo que estamos acostumbrados...



Este músculo, el pubo-coccígeo, se ubica alrededor de la vagina y permite una contracción de la vagina sobre el cuerpo del hombre que causa una excitación ideal.
En realidad, este músculo está tanto en el hombre como en la mujer. Arranca en el hueso púbico y se extiende hasta el coxis, rodeando la vagina. Cuando una persona lo contrae, se reduce la circulación sanguínea en la zona hasta que se relaja.
Luego se produce un incremento del flujo sanguíneo hacia la zona genital, lo cual prolonga la erección en el hombre, y mejora la lubricación en la mujer. Quienes manejan bien este movimiento, pueden disfrutar de una sensación distinta y plena y llegar a un punto superior de excitación.

Quien descubrió este ejercicio sexual, fue Arnold Kegel, durante una investigación realizada en la década del ´40 y por eso se llaman
ejercicios de Kegel. Estaban destinados originalmente a las mujeres con débil control de la vejiga o incontinencia, pero luego comenzó a usarse con otros fines.
Para las mujeres, el ejercicio consistía en contraer y relajar este músculo, pensando en controlar ciertos movimientos de las paredes de la vagina. Variando la presión e intensidad, en sesiones de 100 veces diarias.

Esta gimnasia sexual, puede realizarse junto a su pareja, efectuando los mismos movimientos y tratando de prolongarlos cada vez más, y con el correr del tiempo agregándoles intensidad en diferentes ámbitos sexuales. Se puede llevar a cabo en duchas, ascensores, y en cualquier lugar que provoque algo se excitación o curiosidad.

Otro elemento que se puede sumar para ejercitar el músculo sexual descubierto por Kegel son los juguetes eróticos que muchas personas utilizan para despertar ciertas fantasías ocultas. La mujer puede “intentar” apretar un pene artificial con su vagina, forzando lo más posible (lo necesario) y haciendo trabajar al músculo.

Y aunque muchas mujeres tienen ciertas inhibiciones ante la utilización de juguetes, esta es una forma normal de autosatisfacción y válida como ejercitación, siempre y cuando no se introduzcan elementos demasiado voluminosos que puedan causar en la mujer un estrés o daños en los músculos.















kamasutra para la mujer 





INTRODUCCIÓN
Hace ya varias décadas que las mujeres iniciaron una verdadera «revolución», reclamando
el derecho a disfrutar libremente de su sexualidad y, sin embargo, pese a los grandes cambios
sociales que las han llevado a avanzar en todos los aspectos, el erotismo -para muchas- sigue
siendo una esfera limitada.
Esto sucede porque a veces resulta imposible desvincular el goce sensual del amor pero, si
bien es cierto que las emociones y la proximidad afectiva son importantes, también lo es la
pasión, ya que se puede sentir atracción física al margen de otros sentimientos. Asimismo, según
la edad, los prejuicios o la educación restrictiva siguen pesando demasiado.
Mientras el hombre acepta sin problemas este aspecto de su vida, estimulado por la sociedad,
la asignatura pendiente de la mujer de este nuevo siglo es comprender que sus Instintos sexuales
son naturales, por lo que deben no sólo no reprimirlos, sino disfrutarlos plenamente. Sentirse
atraída y excitada por un hombre y gozar de la sensualidad no es libertinaje sino auténtica
libertad que, si la mujer la vive sin culpas ni vergüenza, le procurará verdadero placer en todas
las esferas, emocional, física y psicológica.
Cuando dos personas se funden en una relación sexual apasionada y se lanzan al juego del
amor, dándose goce mutuamente, crean juntas una de las más bellas y puras situaciones que
podemos experimentar. El universo de los sentidos es una fuerza natural e insoslayable que
todas las mujeres pueden y merecen alcanzar para llenar su vida de riqueza sensorial y plenitud.
En esta misma colección, títulos como El nuevo Kama-sutra ilustrado y Placer sin límites,
que tratan el erotismo en ambos sexos, han evidenciado la necesidad de individualizar la
sexualidad femenina en esta nueva obra. Así, este libro va dirigido en especial a las mujeres a
fin de que disfruten de un mundo sensual vibrante y compartido, pero también a los hombres,
que hallarán las pautas para entender a esas grandes desconocidas.






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HACIA UN PLACER MAYOR
En la medida en que durante siglos la sociedad ha
reservado a la mujer sólo el papel reproductor, su sexualidad
se ha visto limitada. Por esta razón el erotismo femenino se
convirtió en algo inexplorado incluso para ella, mientras que
los hombres daban por sentado que lo que les resultaba
placentero a ellos era suficiente.
Lo cierto es que la mujer es un universo sensual
infinitamente más complejo que el del hombre y descubrirlo
es una experiencia apasionante para ambos sexos. Pero, antes
de poder compartir su riqueza erótica, es preciso desinhibirse
y lanzarse con gozo a conocer el cuerpo, aprendiendo qué
estímulos lo despiertan y le dan placer. Luego, ella podrá
guiarlo a él para aumentar la intensidad de sus relaciones
sexuales.
A veces, por desconocimiento o falso pudor, la mujer cree
que carece de deseo o no está bien dotada para el sexo y teme
confesarlo ante sí misma o a su amante. Pero en la mayoría
de los casos lo mejor es precisamente descubrir las claves que
la lleven a disfrutar del erotismo.
Cada mujer es un nuevo territorio sensual a explorar y
sólo ella debe decirle o insinuarle al hombre cuáles son sus
secretos para así poder recibir y dar placer. Aprender a
hacerlo con espontaneidad, sola y en compañía, evitando fijar
reglas previas resulta estimulante y conduce a la excitación
natural para alimentar la sensualidad y alcanzar la cima del
clímax, ya que la libido eleva su caudal si se la nutre de
erotismo y la sexualidad crece cuanto más se ejerce y a
medida que aumenta la experiencia sensorial.
Despojarse de falsos tabúes y aceptar el sexo como algo
positivo constituye un buen punto de partida. El camino es
disponerse con naturalidad al juego de seducir y ser seducida
aceptando el excitante desafío que esto supone para los
amantes. Así, poco a poco, la intensidad que se obtenga será
cada vez mayor y la esfera sexual -tan imprescindible de
colmar como cualquier otra necesidad- se irá incorporando a
la vida de ella, que notará cómo incremento su equilibrio y
plenitud a medida que recibe satisfacción.
Cada mujer es un nuevo
territorio sensual a explorar
y sólo ella debe decirle o
insinuarle al hombre cuáles
son sus secretos para así
poder recibir y dar placer.



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LA PSICOLOGÍA DEL SEXO
La visión y la actitud ante la vida varían mucho según la
persona; del mismo modo, suelen ser diferentes entre la
mujer y el hombre, lo que se refleja especialmente en las
relaciones sexuales.
Para que ella muestre una disposición positiva hacia el
sexo, por más desinhibida que sea, si no se siente deseada y
estimulada por el hombre, su instinto se retraerá. En efecto,
debido a la disparidad de valores culturales entre ellos, la
mujer tiende a creer que si no se la requiere es porque no
resulta lo bastante atractiva o no es una buena amante. Todo
esto Influye Inevitablemente en su conducta erótica.
Su libido acostumbra a disminuir influenciada por una
sociedad tan competitiva como la actual, que da tanta
importancia al modelo estético, ya que la mujer ansía ser
perfecta y, si no responde con exactitud a esa pauta, su
autoestima decrece.
Es importante tener claro que, por una parte, también los
hombres sienten inseguridad en la intimidad y, por otra, que
la atracción que ella les despierta no depende exclusivamente
de la perfección de su cuerpo, sino que la sensualidad es una
suma de factores en la que juega un papel primordial cierta
química inexplicable.
Si bien a ella un hombre puede parecerle muy atractivo,
no siempre se trata de algo físico porque las mujeres
emocionalmente maduras suelen inclinarse hacia el conjunto
de la personalidad; los hombres pocas veces logran
comprenderlo. Contra lo que ellos pueden suponer, la mujer
no va en busca del amante más experto sino de aquel que al
hacer el amor la haga sentirse de verdad deseable.
Igualmente, la sensibilidad femenina advierte cuando él
va a los estímulos fáciles con la idea fija de la penetración sin
atender a sus deseos, lo que hace que ella se inhiba y deje de
participar.
Para disfrutar realmente de la sensualidad no es posible
dejar de lado ciertos aspectos psicológicos concretos, ya que
después de un día difícil en el hogar o en el trabajo, si se está
cansada y colmada de tensiones, es raro tener una buena
disposición para el sexo; lo mismo sucede si se está pasando
una temporada de estrés o de conflictos emocionales.
CLIMA DE INTIMIDAD
Disponerse al diálogo franco y abrirse a la imaginación y
la fantasía son los elementos ideales para crear un clima
perfecto para la intimidad entre amantes. Cuando dos
personas se dejan llevar por el goce de los sentidos, nace
entre ellas una complicidad natural propicia al juego erótico.
La mujer ansía ser perfecta y
si no responde exactamente a
las pautas establecidas, siente
una baja autoestima.
El díalogo franco y abrirse a
la imaginación y la fantasía
son los elementos ideales
para crear un clima propicio
a la intimidad.
La sexualidadfemenina tiene
un lento despertar y necesita
ser estimulada durante un
tiempo más prolongado.


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La sexualidad femenina tiene un lento despertar, necesita
ser estimulada durante un tiempo más prolongado, por eso la
complace estar en brazos del hombre sensible, que respete su
ritmo hasta que surja la pasión.
Si se permite a los cuerpos responder con libertad a sus
deseos, abrazarse y estimularse sin que se interponga la
urgencia del orgasmo, éstos disfrutan a cada instante de todas
y cada una de las estaciones del placer, demorándose en lo
que mayor goce produzca.
Este clima de Intimidad crece arropado por estímulos
exteriores tales corno una temperatura grata, un ambiente
perfumado de incienso o iluminado con velas aromatizadas...
Todo esto contribuye a que los amantes se distiendan y se
predispongan positivamente a disfrutar el uno del otro.
Cada uno de los sentidos es importante en el momento de
la pasión: el color de las prendas de la ropa interior o de las
sábanas y de otros elementos decorativos excitan el mundo
sensorial, tan alerta cuando late el deseo.
Como toda ceremonia, el sexo requiere de un escenario y
unos ritos que lo enriquezcan, al que se le pueden ir
añadiendo ingredientes cada vez más excitantes para no caer
en la monotonía. Paulatinamente nace una cultura íntima
entre los amantes que, a medida que crece el conocimiento
mutuo, se sienten más libres y erotizados en cada nuevo
encuentro.
Además de la piel que se despierta con caricias, besos y
roces que son en sí mismos mensajes de deseo, la voz
constituye un vehículo de gran sensualidad porque él y ella
disfrutan al crear un lenguaje propio y único que acrecienta
su pasión hasta límites desconocidos.
La mujer y el hombre no se
expresan sensualmente de la
misma manera. Por ello la
intimidad compartida es la mejor
aliada para que se conozcan y
adquieran confianza en sus juegos
eróticos, mimando sus sentidos y,
sobre todo, diciéndose qué desean
dar y recibir para sentir el máximo
placer sexual.



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EL MAPA SEXUAL FEMENINO
E1 aparato genital de las mujeres está en su mayor parte oculto, salvo la vulva, que
tampoco está a la vista, pues se encuentra en el interior de los muslos, entre el pubis o monte de
Venus y el perineo; el vello púbico, a su vez, esconde los labios mayores y menores, el clítoris,
el orificio urinario y la entrada a la vagina. Su ubicación frena el conocimiento que las propias
mujeres tienen de sí mismas.
Para familiarizarse con los genitales bastará mirarlos con la ayuda de un espejo y ver cómo
es la vulva, qué textura y grosor tienen los labios exteriores e interiores, de qué tamaño y forma
es el clítoris y el capuchón que lo cubre, así como descubrir el color, tacto y temperatura de esa
zona íntima. Algunas mujeres se excitan viéndola, lo que es completamente natural y placentero
pero, sobre todo, conocerse a fondo es el primer paso hacia una sexualidad sana y gratificante.
LO FEMENINO COMO IDENTIDAD
Además de ser un poderoso reclamo erótico, el vello que
recubre el monte de Venus y los labios mayores de la vulva
tiene la función de proteger la delicada anatomía de los
genitales femeninos. La piel de estos labios carnosos es
similar a la de todo el cuerpo; miden unos 7 u 8 centímetros
de longitud. Los labios menores son alargados -a veces muy
pequeños, otras tan grandes que asoman por entre los
exteriores- y su tejido es mucho más delicado y de un tenue
color rosado. Son muy sensibles a la excitación manual, de
ahí su importancia en la sexualidad. Estos labios menores
convergen en el clítoris.
Los flujos lubricantes que segregan las glándulas de la
zona genital femenina son los responsables de su olor
característico que, con frecuencia, resulta de gran erotismo
para el hombre; en cambio a muchas mujeres les provoca
inseguridad por temor a que resulte desagradable. En su
entrada, la vagina está cubierta por una fina membrana, el
himen, que la cierra parcial o totalmente. La idea de que éste
se conserva entero en las mujeres vírgenes, no es más que
uno de tantos mitos populares. En realidad, el himen, que es
muy elástico, se mantiene en algunas mujeres activas
sexualmente mientras que a otras que nunca han practicado el
coito se les puede romper de forma accidental, dada su
fragilidad.
La parte interior de la vagina tiene forma de canal y puede
medir entre 9 y 12 centímetros de largo. Sus paredes se
rozan, salvo al dilatarse durante el acto sexual. Es una zona
húmeda, cálida y extraordinariamente flexible para permitir
la penetración, o el momento del parto, Ya que durante el
mismo llega a distenderse hasta alcanzar casi 12 centímetros
de diámetro.
Otros órganos geniales internos son los ovarios, que
producen óvulos durante la edad fértil y segregan las
hormonas que confieren los aspectos propios de la
femineidad. Por medio de las trompas de Falopio, éstos se
conectan con el útero, donde se alojan y desarrollan los embriones fecundados. El cuello del
Algunos sexólogos sostienen
que enlapared frontal interior de
la vagina hay una zona erógena,
denominada el punto G, muy
sensible a la estimulación y capaz
de llevar al clímax. Noobstante,
estaidea no está del todo clara, y
muchas mujeres no la descubren
nunca.
La idea de que el himen se
conserva entero en las
mujeres vírgenes no es más
que uno de tantos mitos
populares.
Por estar oculto, se tiende a
pensar que el aparato genital
femenino es igual en todas las
mujeres. Lo cierto es que éste es
diferente en cada cuerpo, desde el
color del vello del pubis hasta la
forma de los labios y el clítoris, la
profundidad y diámetro del canal
vaginal, así como la pigmentación
que le da el color a lapiel de toda
la vulva.


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útero puede palparse si se introducen los dedos hasta el fondo de la vagina, y también el pene de
un hombre lo toca si es de la suficiente longitud o si el canal vaginal es corto.


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EL CLÍTORIS
Un ligamento corto une el hueso pélvico con una
protuberancia carnosa, que suele compararse con un pequeño
pene, llamada clítoris, quedando éste casi escondido entre los
labios menores de la vulva. La porción que permanece a la
vista es el glande, de consistencia flexible y de color rosado.
Por su vulnerabilidad está protegido por una membrana o
capuchón que cumple funciones parecidas a las del prepucio.
Al igual que el falo, el clítoris tiene en su interior un
tejido esponjoso y eréctil que se llena de sangre durante la
excitación. Por eso aumenta de tamaño al ser estimulado y
presiona la vagina durante el coito, favoreciendo que durante
la penetración crezca la sensibilidad vaginal.
En cada mujer el clítoris tiene una forma y tamaño
distintos. Durante mucho tiempo se consideró que la longitud
de este órgano era de unos 3 centímetros, pero se ha
descubierto que llega a medir hasta 10. Su función es dar
placer sexual a la mujer y que ésta, a diferencia del hombre,
pueda ser multiorgásmica.
SU IMPORTANCIA EN
LA SEXUALIDAD FEMENINA
El clítoris constituye una fuente inagotable de placer
sexual para la mujer y resulta prácticamente imposible que
alcance altos niveles de excitación o llegue al orgasmo si se
deja de lado este punto erógeno. Es ella quien, de forma
natural y desinhibido, debe comunicar al amante de qué
modo disfruta más, ya que, por su delicadeza, una fricción
demasiado ruda o los movimientos mecánicos en este punto,
en lugar de excitaría, pueden terminar insensibilizando la
zona. También es importante la lubricación -con saliva o con
el propio jugo vaginal- antes de iniciar los roces para que la
ola de gozo aumente.
Si la mujer sabe guiar al amante enseñándole cómo logra
mayor disfrute, mediante la estimulación manual u oral en el
clítoris y la frecuencia Y velocidad con que desea recibirla,
así como en qué postura es posible excitarle durante la
penetración, el goce de ambos será más pleno.
CÓMO ESTIMULARLO
PARA DESPERTAR EL PLACER
Toda mujer ansía que el acercamiento a su clítoris sea
suave, yendo y viniendo por la vulva, Paseándose lenta y
apasionadamente por la zona que lo rodea y que, poco a
poco, el contacto se vaya intensificando para que el deseo
crezca a medida que aumentan los estímulos.
En la mayoría de los casos, solamente excitando este sensible órgano, principal responsable
del goce femenino, las mujeres alcanzan el clímax. Sin embargo, él puede hacer que el placer
crezca aún más enervando al mismo tiempo los pezones, recorriendo acariciante los contornos
del ano, introduciendo un dedo en la vagina, humedeciendo con saliva sus dedos para lubricar
El clítoris es una fuente
inagotable de placer sexual
para las mujeres.
Cuando una mujer disfruta
con la estimulación del clítoris
mantiene losojos cerrados, la boca
abierta, y su cuerpo se contrae en
espasmos involuntarios, algunas
también gimen. Pero si en algún
momento se apartan significa que
ya no disfrutan de la excitación y
sus sensaciones son dolorosas o
poco agradables.
En la mayoría de los casos,
solamente excitando el
clítoris, principal
responsable del goce
femenino, las mujeres
alcanzan el clímax.


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hasta los más recónditos pliegues de la vulva y el propio
clítoris, así como otros puntos que hagan subir la temperatura
y el deseo según lo requiera cada temperamento y cuerpo
femeninos.
Durante la penetración, para que el coito sea pleno para
ambos, el clítoris debe continuar siendo excitado, al estar en
contacto y frotarse contra el hueso pélvico o el pene, o si el
hombre o ella misma lo acarician.
EXCITACIÓN
La estimulación del clítoris
no tiene por qué tener como único
objetivo que la mujer esté
preparada para la penetración o
que llegue al orgasmo, conviene
tomarlo como uno más de los
muchos juegos eróticos
preliminares para enriquecer la
sensualidad y aumentar la
sensibilidad y laconfianza entre
los amantes.


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La respuesta al estímulo sexual comienza en la mente y
se va trasladando a los sentidos, que dan claras señales a
través de los cambios que se reflejan en el cuerpo. El ritmo
de la respiración se acelera al igual que el pulso y los latidos
del corazón, y la piel se enciende al activarse la circulación
sanguínea. Desde ese instante, las respuestas fisiológicas son
múltiples: los labios toman una coloración más subida, las
pupilas se dilatan y los pezones se endurecen y se tensan; la
piel se cubre de gotitas de sudor por el aumento de la
temperatura corporal.
Poco a poco se va perdiendo el sentido de la realidad
porque la mente está completamente concentrada en los
estímulos sexuales que recibe. Aumenta la turgencia de los
pechos y la mujer siente crecer el deseo a medida que los
dedos rozan la vulva por encima de la ropa y los fluidos
vaginales comienzan a humedecerla. Los labios menores y
mayores de la vulva se hinchan y su tonalidad se vuelve más
intensa. Más lento en reaccionar, el clítoris se endurece y
crece a medida que aumenta la excitación. Los besos,
chupeteos y mordiscos leves en los pezones transmiten
sensaciones placenteras que van creciendo con las caricias
directas en el clítoris con los dedos o la lengua.
Cada mujer tiene un perfil erótico que marca el tiempo de
estímulo más o menos prolongado necesario para estar
completamente excitada, desear la penetración o alcanzar el
orgasmo; puesto que no hay reglas fijas, es el amante quien
deberá ir descubriéndolo por sí mismo o guiado por ella.
EL ARTE DE EXCITAR A UNA MUJER
Por más experiencia sexual que tenga un hombre, siempre
hay algo que puede aprender sobre cómo excitar a una mujer,
ya que no todas reaccionan de la misma manera a los
estímulos y tampoco es posible despertar su deseo repitiendo
caricias que en ocasiones anteriores han sido placenteras. En
cada nuevo encuentro, él debe aprender a leer las señales que
emite el otro cuerpo.
La excitación no es sólo un proceso mecánico de
estimulación de las zonas erógenas, sino que para ellas tiene
mucha importancia la esfera emocional y el ambiente erótico
en que se da la relación sexual. Aunque hay puntos
recónditos especialmente sensibles a la sensualidad, que
envían al cerebro las señales que Indican el deseo, las zonas
erógenas primarias son las que estimulan la libido y están en
los genitales. Al estallar las chispas del erotismo todo el
cuerpo se vuelve receptivo.
La lengua y las yemas de los dedos detectan el ardor que
Invade las zonas de sensibilidad distinguiendo, como
verdaderos censores, las reacciones que provocan y dan
placer. Desde el clítoris el goce se extiende en olas concéntricas hasta el cerebro; si las caricias
se reparten por todos los puntos álgidos, van despertando la alta sensibilidad femenina. Así
sucede con el lóbulo de la oreja, el cuello, la nuca, el hueco de las axilas y los lados del cuerpo
próximos al nacimiento de los senos, al igual que el ombligo, Ya que todos ellos son
precisamente los centros que más rápido responden a la estimulación.
El suave contacto con el interior de los brazos y muslos, coxis, caderas y nalgas también
desata sensaciones y cosquilleos sumamente placenteros. El roce en la piel de la cara posterior
Por más experiencia sexual
que tenga un hombre,
siempre hay algo que puede
aprender sobre el arte de
excitar a una mujer.
Lo ideal es que ella diga
abiertamente qué es lo que le da
más placer, pero si no se atreve
puede guiar la mano de él hacia la
zona que desea que le estimule y
queambos disfruten de ello.
El amante no es un adivino y la
sexualidad femenina es
intensamentecompleja.


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de las rodillas que desciende hacia las piernas y los pies
hacen que la mujer se estremezca y enerve por el deseo que
la invade.
LOS JUEGOS PRELIMINARES
Ella no considera los juegos previos como una mera
preparación para el acto sexual, sino como el momento
erótico que la introduce gradualmente en el disfrute de las
sensaciones. Tanto si la mujer ya siente deseo como si se
trata de provocarlo, el juego erótico de acariciar, besar y
lamer el cuerpo es muy sugerente y agrega morbo a la
sexualidad si se vive en plenitud, sin prisas y deteniéndose en
cada detalle y en cada punto que pueda dar placer.
A ella le gusta que él le diga cuánto la desea y cómo se
excita al verla y descubrirla, mientras la desviste lenta y
sensualmente, o tomar una actitud insinuante desvistiéndose
ella misma poco a poco. Los sentidos se le encienden cuando
él le roza los senos o el pubis a través del tejido y entonces
ansía exponer su piel desnuda a un contacto más directo e
intenso. Él lo advierte porque su aliento se vuelve más rápido
y comienza a moverse con voluptuosidad buscando su
cuerpo. Ése es el momento en que lentamente empieza a
desabrochar los botones y quitarle algunas prendas; a medio
vestir introduce ya su lengua por entre la ropa sobre la piel.
El acto de desvestir sensualmente a la mujer no es
excitante sólo las primeras veces sino siempre, sobre todo si
en cada encuentro se despliega mayor fantasía y se da rienda
suelta a la imaginación. Además, muchas de ellas prefieren
tener una relación sexual semivestidas o con la bombacha
puesta, secretos que él irá conociendo si está atento a sus
reacciones.
Los juegos preliminares no tienen límites ni pueden ser
planeados de antemano. Algunas veces son tan excitantes que
durante la estimulación previa la mujer puede llegar al
orgasmo o situarse en el punto en que desea ardientemente la
penetración.
EL ORGASMO
Cada instante de la excitación incrementa la temperatura y
el deseo por llegar a la máxima sensación de placer. Antes de
alcanzarla se produce el clímax, un momento álgido que nace
de la necesidad de satisfacer el cuerpo y liberarlo de la
tensión haciendo estallar el goce.
Las areolas se dilatan, aumenta el tamaño de los pechos
todavía más, los músculos vaginales se hacen elásticos y se
abren para recibir el pene. Al mismo tiempo, los labios
menores crecen hasta desbordar los mayores mientras la
pasión sigue en aumento. Un instante antes del orgasmo, el
clítoris endurecido se retrae, la vagina se estrecha y late
abrazando el falo durante el coito y la zona anal también se
contrae espasmódicamente.
Por la ardiente temperatura de la piel, en algunas mujeres
aparecen manchas de rubor en los pechos, la espalda, el
A ella le gusta que él le
digacuánto le desea y cómo
se excita al verla y
descubrirla, mientras la
desviste lenta y
sensualmente.
Los sentidos se encienden
cuando él le roza los senos o
el pubis a través del tejido de
la ropa.
La mano recorre el interiordel
sostén y uno de sus dedos se
desliza por el borde de la
bombacha en su recorrido por el
cuerpo, haciendo que sus pezones
se endurezcan y que la vulva y la
vagina se humedezcan.
Hay tres tipos de orgasmo
femenino.
El «resolutorio»: clímax intenso
que libera tras la fase de deseo y
excitación; «de meseta o de cresta
de laola»: es menos fuerte que el
anterior pero se prolonga por más
tiempo en oleadas sucesivas de
placer; el «secuencial o múltiple»:
son varios orgsmos sucesivos.
Un instante antes del
orgasmo, el clítoris
endurecido se retrae, la
vagina se estrecha y late
abrazando el falo.
La capacidad
multiorgásmica es una
condición exclusiva de la
sexualidad femenina.
Hay mujeres que nunca
experimentan el orgasmo
múltiple, pero esto nosignifica
que su sexualidad esté limitada,
ya que pueden gozar igualmente
mucho delorgasmo que alcancen.
Plantearse metas en una relación
sexual es la manera más eficaz de
anular la líbido.



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cuello y la cara, los músculos se tensan al extremo, la respiración se agita y los latidos de¡
corazón se aceleran por la presión de la sangre y es entonces cuando todo su cuerpo se
estremece en un vibrante orgasmo.
El punto máximo de goce sexual es como un estallido que produce violentas contracciones
incontroladas y en algunas mujeres tiene tanta fuerza que incluso pueden perder la conciencia
momentáneamente. Cuantos más espasmos se producen, más intenso y prolongado es el placer.
Desde el clítoris -que es el punto en que nace el orgasmo- se irradia una sensación que se va
trasladando a la vulva y a la vagina, en una ardiente oleada de calor que comienza en la zona
pélvica y puede extenderse a todo el cuerpo.
EL ORGUMO MÚLTIPLE
Cuando en un breve lapso de tiempo una mujer tiene una serie de orgasmos que se producen
uno detrás de otro, se dice que es multiorgásmica. Es una condición exclusiva de la sexualidad
femenina. En efecto, el hombre, después de llegar al clímax, entra en un período refractario y en
una fase de relajación de la que ha de recuperarse para volver a sentirse excitado. Sin embargo,
ella, por sus diferencias hormonales y fisiológicas, no lo necesita. Por eso, siempre que se la
siga excitando cuando ya ha tenido su primer orgasmo, se sucederán otros más.
Si está pendiente del momento en que ella alcanza el clímax, el amante puede potenciar el
orgasmo múltiple, manteniendo y aumentando la
estimulación sin detenerse. Una vez que se ha conseguido el
primer orgasmo múltiple, lo que no siempre sucede desde el
inicio de la vida sexual, se puede volver a tenerlos. De este
modo, la capacidad orgásmica de una mujer no tiene límites,
salvo cuando su cuerpo demanda descanso y su energía se
agota porque el placer la ha dejado exhausta.
EL PLACER VAGINAL
Aunque las mujeres tienen sensibilidad en la vagina, el
centro de su excitación y placer se localiza sobre todo en el
clítoris y en otros puntos erógenos de su cuerpo. Sin
embargo, con frecuencia se ha insistido en establecer una
división entre orgasmo clitórico y vaginal, creando un mito y
generando ideas falsas acerca de la sexualidad femenina que,
en muchas ocasiones, pueden provocar que ellas se sientan
limitadas o llevarlas a creer que son raras. Si no tienen
orgasmos vaginales.
Lo cierto es que el deseo y la pasión que se despiertan en
la mujer estimulada se transmiten a toda la zona de la vulva,
y el contacto durante la penetración es grato por la intimidad
que supone, aunque al frotar el pene las paredes de la vagina
la mujer no tenga una sensación directa de placer, ya que es
una zona pobre en terminaciones nerviosas.
En el aumento de la sensualidad de la vagina interviene el
músculo PC o pubococcígeo. Éste se encuentra en la base
pelviana y se extiende desde el pubis hasta el coxis. Si se
adquiere la costumbre de contraerlo y relajarlo varias veces al
día, se fortalece y la vagina se vuelve más elástica.
Asimismo, al tensar voluntariamente los músculos de la
pared vaginal, se conseguirá abrazar el pene con más fuerza,
lo que provocará mayor placer en los genitales femeninos y
masculinos.
En realidad el ansia que se genera en el clítoris asciende
hacia la vagina y ésta gana en sensibilidad sexual, por eso, en
Se ha insistido en hacer una
división entre orgasmo
clitórico y vaginal, creando
un mito y generando ideas
falsas acerca de la sexualidad
femenina.
Algunos especialistas sostienen
que el orgasmo femenino tarda
más en llegar que el del hombre,
pero esto no es siempre así. En
cambio, todoscoinciden en que es
mucho másrico en sensaciones.



12
cuanto se tiene un orgasmo clitoriano, se extiende esa sensación de placer a la vagina penetrada.
LA EYACULACIÓN FEMENINA
Cuando están excitadas, todas las mujeres producen un fluido, en mayor o menor cantidad,
porque los vasos sanguíneos se dilatan y presionan las paredes de la vagina. Este líquido sirve
para lubricarlas y facilita la penetración, creando la humedad y el ambiente propicios para el
disfrute durante la relación sexual.
Según algunos especialistas hay también mujeres que al estimularles el punto G eliminan a
través de la uretra -durante el orgasmo- un líquido semejante al semen, que puede ser tan
abundante que resulta preciso recogerlo para no empapar las sábanas. Pero, teniendo en cuenta
que no siempre es posible localizar este punto, la gran mayoría de ellas nunca eyacula.
CLAVES PARA SER UN MEJOR AMANTE
Un buen amante es aquel que se dispone entusiasmado a darle
placer y que disfruta sintiendo cómo crece el deseo en ella. Está
atento a sus reacciones, sin dar por supuesto que lo que la ha hecho
gozar antes a ella o a otra mujer es una especie de receta universal
que siempre va a ser excitante. En líneas generales, es el que se
muestra sensible para saber cómo desea ser estimulada cada mujer
en particular.
Si bien hay respuestas claras de deseo con el contacto directo en
los puntos eróticos, la psicología femenina puede sentir rechazo
cuando las caricias son mecánicas, o si perciben la prisa del amante
por erotizarlas y acelerar el momento de la penetración, ya que esta
sensación las lleva a pensar que él sólo desea estimularlas en busca
de su propio placer.
Al ser más flexibles que los hombres, se lanzan con naturalidad
a nuevos juegos y fantasías, por eso cuando son ellas las que lo
están estimulando aprenden con rapidez a satisfacerlo; pero
esperan y necesitan que él haga lo mismo. El amante ideal es el que
es capaz de advertir los sutiles cambios en el estado de ánimo
femenino.
Hay mujeres que escogen cuidadosamente la ropa interior como
un reclamo más de seducción y se frustran si él no lo nota, puesto
La mujer tiene más
desarrollado el sentimiento
de correspondencia erótica,
por eso sabe que el placer
no depende de la capacidad
sensual de uno solo de los
amantes, sino de ambos.
Lo que más hace crecer
las ansias sexuales de
ella es que a medida
que aumenta su deseo y
su excitación, él le haga
sentir que también
goza.



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que para ella en un encuentro sexual son tan importantes los pequeños detalles como los grandes
gestos.
Su morbo se despierta ante situaciones que escapan a la rutina, como si se las acaricia
cuando aún están vestidas o a medio desvestir, en lugares distintos al dormitorio, momentos que
les recuerden sus primeros escarceos sexuales o cuando los amantes corran el riesgo de ser
sorprendidos. También se disparan sus fantasías si las caricias no son las previsibles y se evitan
los roces mecánicos en los senos o en la vulva.
Este modo sensible de aproximación hace que ella desee intensamente la estimulación de los
puntos erógenos y comience a anhelar el contacto.
Una de las actitudes que la mujer valora y que hace crecer sus ansias sexuales es que, a
medida que aumenta su deseo y su excitación, él le haga sentir que también goza, prolongando
el estímulo para que ella disfrute. En ciertos hombres se nota la impaciencia, o parecen
aburrirse, si la mujer es lenta en excitarse, actuando como si fueran espectadores a la espera de
que se inicie la penetración y esto puede hacer que la libido de la mujer se retraiga.
No obstante, lo más importante que un buen amante debe saber es acaso que la mujer es
distinta en su sexualidad, más compleja y mucho más sutil. A él le basta con un estímulo directo
en las zonas erógenas y con el goce que obtiene en la penetración, ya que su sexualidad es más
directa y le resulta fácil llegar al orgasmo. Ella necesita en cambio del misterio y el despliegue
de imaginación, pues no le importa la cantidad de orgasmos, ni el atletismo sexual, sino el grado
de erotismo.
APRENDER A TOCAR Y TOCARSE
Tocarse o tocar al amante por el simple placer de hacerlo, sentir su reacción y percibir el
tacto de una piel más firme, elástica o tierna, despierta percepciones que mueven a la ternura,
perturban o excitan. Pero sobre todo, tocar es el goce intenso de conocerse y conocer al otro sin
tener como objetivo preciso el coito o el orgasmo.
El gran secreto es convertir los toques en un propósito en sí mismos, un juego creativo, libre
y sin reglas, en el que todo vale, no hay zonas permitidas o prohibidas. La flexibilidad y
desinhibición que esto procura es difícil de equiparar a cualquier otra forma de conocimiento.
Es el más puro disfrute que complace a la sensibilidad y al excitable territorio de la piel.
EL ROL ACTIVO Y EL PASIVO
El placer de ser tocado no es menor que el que se siente acariciando al amante. Por eso, el
intercambio dúctil y natural de los roles aporta un cariz lúdico al erotismo. Resulta intensamente
sensual asumir, aunque sea por unos momentos, una actitud activa buscando estimular al otro,
que se entrega al placer de la caricia disfrutando gozoso de la situación. Asimismo, la actitud
inversa es igual de excitante. De esta manera, no estar pendiente ni ser rutinario en el rol que se
asume permite que cada encuentro entre amantes contenga una expectativa subliminal.
Ella entrelaza los brazos en torno al cuello o la cintura de él, le sostiene las caderas estando
de pie y frente a frente, jugando un rol activo y transmitiendo su necesidad de sentirlo muy
cerca, lo mismo que al estar estrechamente abrazada, atrapada y protegida por él en un papel
pasivo, percibe también sensaciones estimulantes.
Aunque se suele identificar el rol activo con la masculinidad, lo cierto es que esto depende
del perfil psicológico de cada persona, sea hombre o mujer. Por ello es importante dejarse llevar
por la espontaneidad sin falsos pudores.
AUTOACARICIARSE



14
A la mujer, por más liberada que sea, le resulta difícil dejar de
asociar las caricias en su propio cuerpo con la masturbación;
asimismo le cuesta mucho hacerlo delante del amante. Acariciarse
por puro placer es el primer paso para descubrir nuevas
sensaciones y en cada centímetro del propio cuerpo.
Al comienzo, las autocaricias deben ser suaves y lentas. Los
brazos o las piernas son un buen punto de partida. La piel irá
respondiendo a los toques expresando, a su manera, cuándo
necesita que varíe el ritmo o la intensidad. Entonces se
experimentan y alternan distintos tipos de roce: con la mano
abierta, con las yemas de los dedos, con mayor profundidad, como
si se dieran pequeños golpecitos, con los nudillos, el dorso de las
manos, con las uñas o recorriéndole con tejidos de diversas
texturas tales como plumas, terciopelos y sedas.
DESPERTAR LAS SENSACIONES
Una vez que se inicia el juego de las caricias, éstas van
combinándose, se encadenan y responden al ritmo que fluye
libremente.
Él va a tocar los senos o la espalda, pero roza el cuello por azar
y eso cambia el recorrido previsto, oye un murmullo de placer que
lo enciende y siente la promesa de goce que ofrece ese punto a sus
manos, sus labios y su lengua; a ella, ese excitante contacto la
incita a responder acariciando el cuerpo de él o estrechándolo para
sentirlo más cerca.
Él la besa suave y cariñosamente, sólo quiere confortarla pero
ella lo incita besándolo, mordiendo y chupeteando su boca; una vez
disparado el instinto no resiste y desciende por el cuerpo excitado
hacia puntos más vulnerables que esperan sus toques con profunda
ansiedad.
La imaginación es una buena aliada para transmitir caricias a
ciertas partes del cuerpo poco corrientes, que en el contacto sensual
ofrecen desconocidos placeres. Sentir la firmeza de una rodilla
entre las ingles acariciando el suave interior de los muslos, las
tetillas de él deslizándose por el vientre o la espalda femenina, la
mano que, sin acariciar, encierra el pubis y la vulva entera en una
apretada y caliente envoltura íntima, son algunas sugerencias para
no caer en la repetición.
El verdadero despertar que se consigue al tocar y tocarse es una
de las mesetas del goce, un punto en el camino del placer.
SER ACARICIADA DE FRENTE Y DE ESPALDAS
A veces, las caricias se inician con ropa de la que, poco a poco,
uno se va despojando. La desnudez comunica entre la piel de uno y
otro un contacto no sólo sensual sino también de una gran
emotividad.
Algunas partes del cuerpo femenino son grandes olvidadas,
generalmente por las posturas que se adoptan. Es el caso de la
espalda que, por las múltiples terminaciones nerviosas que la
recorren por el centro y a lo largo de la columna vertebral, al ser
tocada, responde vivamente.
Ella está tumbada boca abajo y su espalda está a la vista; él se la
acaricia alternando los toques, primero la recorre con las palmas de
Autoacariciarse con las
manos untadas en una
loción suavizante y
perfumada añade goce.
Algunas mujeres disfrutan
tocando su cuerpo mientras
se bañan, utilizando la
espuma para deslizar mejor
lasmanos.
Preocuparse por la
perfección estética a
menudo limita el placer que
se siente, ante la posibilidad
de sentir rechazo porparte
de él. En realidad, el
hombre no da demasiada
importancia a esta cuestión,
sino que su sexualidad
despierta ante todo un
conjunto de factores.
La imaginación es una
buena aliada para
transmitir caricias a
ciertas partes del
cuerpo poco corrientes.
Los sentidos «hablan»
con claridad: calor febril en
la piel, sonidos
inarticulados, ojos cerrados,
a veces tensión y manos
que vuelan en busca del
cuerpo del otro.
La desnudez comunica
entre la piel de los
amantes un contacto no
sólo sensual sino
también de una
granemotividad.
Las sensaciones más
excitantes se despiertan
cuando una caricia o toque
casual encuentra un punto
exacto de sensibilidad
quepermanecíaoculto y que,
una vez estimulado,
proporciona una sorpresa y
un placer inesperado.




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las manos, luego la roza con los nudillos, intercala golpecitos, besa y lame entre los omóplatos,
en el centro, hasta llegar al borde de la cintura, sin avanzar en principio más allá; ella se mueve
sensualmente, se siente relajada y estimulada al mismo tiempo.
Él continúa tocando en sentido descendente; palpa las nalgas y recorre su contorno con un
dedo sin imprimir a la caricia pasión, como si dibujara su forma, llega hasta las piernas, pasa
con levedad las yemas de sus dedos por el interior suave de los muslos y alcanza las pantorrillas,
que acaricia, y luego toma uno a uno los sensibles dedos de los pies y los besa cálidamente.
Si ella parece complacida y él nota su cuerpo relajado, la incorpora suavemente hasta que
quede sentada y, situándose por detrás, le acaricia los senos, iniciando el toque suave y muy
lento al principio sin buscar directamente los pezones; sus movimientos son envolventes y
giratorios, o simplemente sostiene los senos entre las palmas de las manos.
Después de una prolongada e intensa sesión de caricias de él, ella desea participar
autoacariciándose o devolviéndole las caricias.



16
MASTURBACIÓN
Cuando se deja fluir con naturalidad la fantasía al calor de las manos recorriendo el cuerpo
en busca de sensaciones que llevan a satisfacer el deseo, se comprende por qué ninguna mujer
debería renunciar a masturbarse; no sólo por lo que supone de autoconocimiento sino también
porque estimula y ahonda en gran medida el disfrute. En ese sentido, reconocidos profesionales
del campo de la medicina y la psicología recomiendan el autoerotismo como una de las formas
más auténticas y maduras de la sexualidad.
El autoerotismo despierta a edades muy tempranas y se manifiesta en la adolescencia como
una intensa tendencia voluptuosa, llevando a experimentar con el propio cuerpo hasta conocer
los ocultos resortes de sensualidad que éste encierra.
Si la autoestimulación se reduce a una simple descarga sexual a
solas se empobrece la sexualidad, ya que masturbarse siempre es
placentero y no sólo como sustituto del amante, sino que también
es una experiencia íntima que relaja tensiones, evita el estrés y
contribuye a la serenidad y el equilibrio personales; asimismo
enseña y prepara sensualmente para guiar al amante por la ruta del
placer a través del propio cuerpo, complementando los juegos
eróticos entre dos.
CÓMO DISFRUTARLA AL MÁXIMO
Un inquietante cosquilleo que recorre la piel en sensuales ondas concéntricas que no se
localizan en ninguna zona del cuerpo en especial le indica a ella la presencia del deseo. Puede
haberío provocado una presencia o un recuerdo, el roce casual de la suave ropa interior o una
canción sentimental, pero sea cual sea el motivo, la fantasía comienza a volar y da paso al
anhelo por hallar un espacio íntimo para autosatisfacerse.
A partir de ese momento, las manos vuelan enredándose en el vello púbico, demorándose en
los pezones, recorriendo la tierna línea que divide en dos las nalgas para alcanzar el rosado
anillo del ano, y cada roce es aún más excitante y va despertando mil sensaciones al mismo
tiempo. Desde el centro del cuerpo asciende un calor que por momentos gana en intensidad, los
poros de la piel se abren soltando una fina capa de humedad, y de la vulva comienza a fluir un
líquido que la lubrica ayudando a deslizar las caricias.
Aumenta la tensión en todo el cuerpo, los muslos poco a poco crece la ansiedad y, como
sucede en toda práctica sexual, no existe una técnica única para autoestimularse, sino muchas,
que cada mujer descubre por sí misma y que va alternando o cambiando a medida que se conoce
mejor.
Es muy placentero masturbarse sentada justo al borde de una superficie con las piernas
abiertas, lo que permite acariciar el clítoris con una mano y con la otra tocar los senos,
percepción que se intensifica contrayendo el músculo PC y dejando por unos instantes el clítoris
palpitante para recorrer toda la vulva y notar las sensaciones que se producen en la vagina.
Ella también goza mucho si se recuesta boca arriba sobre la cama, coloca una almohada entre
las piernas o las cierra estrechamente sobre la caricia de la mano como si apresara los muslos de
Si la autoestimulación
se reduce a una simple
descarga sexual a solas
se empobrece la
sexualidad.



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un hombre; en esta posición todo su cuerpo se mueve sensualmente buscando el roce, contra las
sábanas o gira hasta quedar tendida boca abajo y apoyando la vulva sobre el dorso de la mano o
el antebrazo estimula con movimientos rítmicos el clítoris tenso por la excitación y con los
dedos de la otra mano, humedecidos en saliva, unta sus pezones hasta que llega al orgasmo con
la respiración anhelante pero plenamente satisfecha y relajada.
EN SOLEDAD
La imaginación de ella es el máximo acicate para estimular su
libido, lo que convierte la masturbación en solitario en una de las
vivencias sensuales más apasionantes. Nada le impide fantasear
que quien está recorriendo su cuerpo y electrizándolo son las
manos del hombre que la excita. Visualiza sus más ardientes
sueños mientras se acaricia, desata su excitación y habla, gime o
grita de placer y hasta consigue hacer realidad en su mente ese
deseo oculto o prohibido, como por ejemplo la experiencia sexual
con más de un hombre o con un desconocido, ser tomada con
violencia o imaginar lugares arriesgados donde disfrutar del sexo
con el peligro de ser sorprendidos, y mil cosas más. Ella manda y
decide en la sexualidad a solas, es su propia guía, su objeto de
deseo y su fuente de autosatisfacción.
Llevada por la sensualidad, disfruta de los juguetes sexuales
con forma de pene -los consoladores- los introduce en la vagina
mientras imagina que él golpea su pelvis como a ella le gusta,
mientras se frota el clítoris jadeando estremecida de anhelo.
Imágenes llenas de hedonismo se suceden en su mente cuando un
vibrador le estimula el ano o la vagina hasta que alcanza el clítoris
tenso y su cuerpo se mueve sinuoso con intensa voluptuosidad.
Así estimulada pronto llega al umbral del placer con los ojos
dilatadamente abiertos o los párpados cerrados con firmeza, la
respiración rápida, el corazón latiendo apresurado y toda la piel al
rojo vivo hasta que llega al placentero orgasmo.
EN PAREJA
La masturbación entre amantes no es sólo uno más de los
juegos previos a la penetración, sino uno de los que más intenso
placer provocan y probablemente el que mejor contribuye al
autoconocimiento.
Nada le impide
fantasear que quien
está recorriendo su
cuerpo y electrizándolo
son las manos del
hombre que la excita.
Ella manda y decide en
la sexualidad a solas, es
su propia guía, su
objeto de deseo y su
fuente de
autosatisfacción.
Una de las tantas posturas
placenteras para
masturbarse es situarse
frente a un espejo o a una
fresca pared de azulejos y
restregarcontra ella
elcuerpo ardiente, mientras
se estimula el clítoris con
una mano y los senos con la
otra.
La mano de él repta por
debajo de la ropa
buscando el pubis que
abre la puerta al centro
del placer.



18
Cuando ella está muy excitada, comienza a desear
que él se acerque a los puntos erógenos clave y lo
insinúa de mil maneras o lo verbaliza directamente,
incluso estando aún vestida. La mano de él repta por
debajo de la ropa buscando el pubis que abre la puerta
al centro del goce que ambos ansían; entre el vello
húmedo por el deseo recorre con un dedo los pliegues
de la vulva, traza un recorrido tenso y caliente por los
labios mayores y por fin encuentra el clítoris que late
ansioso esperando el contacto. Su cuerpo se mueve
para indicarle lo que más la excita, deseando que la
caricia rote, gire, suba y baje buscando otros centros álgidos, mientras la lengua lame los senos
que ella ofrece anhelante.
Cuando él sigue masturbándola, ella contrae el músculo PC y siente un placer intenso que se
extiende por la vagina hasta llevarla al clímax, y si en ese punto él la penetra, su orgasmo se
multiplicará convirtiéndose en varios que, encadenados, se transportan en ondas sensuales por,
todo el cuerpo, saciando el deseo.
MOVIMIENTOS Y RITMO
Las diferencias entre la sexualidad femenina y masculina
también son notables en la forma en que prefieren ser masturbados.
Hasta que no está lo suficientemente excitada, la brusquedad o
velocidad intensa que suele preferir el hombre, a ella llega a veces
a causarle dolor o a insensibilizarla.
Él va reconociendo el grado de anhelo al notar cómo el cuerpo
de ella se contorsiona y abandona a sus caricias, la vulva comienza
a encenderse y dilatarse al contacto con sus dedos y un fuerte rubor
se extiende por el rostro y el escote. Los toques suaves y
superficiales al principio van revelando cómo aumenta el deseo al
tiempo que brotan los fluidos vaginales que lo acompañan. Es el
momento en que crece la cadencia del ritmo de sus roces, mueve
los dedos más rápidamente hasta sentirlos empapados, mientras el
pecho de ella sube y baja agitadamente. Excitado también, busca
los senos con su boca o sus manos, sin dejar de masturbarla,
apoyando el pene erecto entre los labios mayores para seguir
acariciándola, lo que da un intenso placer a ambos, que llegan al
orgasmo, incluso sin que se produzca penetración.
Él puede despertarle un
intenso goce si al mismo
tiempo que frota el clítoris
con el pulgar, le acaricia
con el resto de la mano el
pubis. Utilizando dos dedos
de la otra mano estimula la
vagina y el orificio del ano,
para que ella se excite más
y él la penetre con los
dedos.
La vulva comienza a
encenderse y dilatarse
al contacto con sus
dedos y la respiración
se vuelve más
entrecortada.



19
SEXO ORAL
Entre los mayores placeres que es posible darle a una mujer,
se encuentra sin duda el de besarle la vulva con la lengua y los
labios, estimulando especialmente el clítoris, que se estremece con
esta caricia húmeda y caliente.
La lengua es un órgano táctil sumamente sensible que percibe la
respuesta sexual de ella y de la misma manera que recorre la piel
estando blanda y relajada como si la rozara tiernamente, puede
hacerse más rígida y, usando la punta tensa, aumentar el ritmo o la
intensidad del contacto.
Casi todas las mujeres alcanzan el clímax si se les lame el
clítoris, el perineo, la entrada de la vagina y del ano. Aunque el
máximo placer se centra en el clítoris, desde este punto erógeno la
sensación de goce puede transmitiese a otras zonas del cuerpo, si
ella respira profundamente al ritmo de la estimulación de la lengua
de él y a la vez contrae el músculo PC.
La extrema sensibilidad femenina -siempre alerta- advierte con
prontitud si él la acaricia mecánicamente, lo que inevitablemente
hace decrecer su excitación; como en cualquier práctica sexual es
importante que ambos gocen sensualmente.
LA MEJOR MANERA DE REALIZARLO
Si actúa con sabiduría sexual el amante puede despertar el
morbo de ella prometiendo y a la vez demorando el contacto que
anhela sin ir directamente al punto de máxima excitación. La
aproximación al sexo oral es un arte refinado que debe
desarrollarse paso a paso, iniciándolo como una lenta danza que irá
cobrando velocidad hasta volverse vertiginosa, haciendo que los
cuerpos restallen de placer.
Él la besa profundamente en la boca, juega a estirar los labios y
con su lengua cosquilleo el interior; después comienza a dibujar el
mapa de su cuerpo; lo hace sin prisa deteniéndose en los senos,
rozando y humedeciendo al pasar los pezones antes de lamer arriba
y abajo la línea imaginaria que los separa siguiendo el esternón.
Con la misma enervante lentitud, va bajando hacia el ombligo, por
cuyo contorno e interior pasea ávido; las manos, que han ido
siguiendo el recorrido por los costados del cuerpo de ella,
comienzan a estrecharle las caderas para acompañar el goce del
que pronto ella disfrutará plenamente.
Ahora ya está cerca la descarga de alto voltaje porque él está
usando su lengua para contornear el pubis, que muerde con
suavidad antes de internarse entre los pliegues que lo esperan
anhelantes a ambos lados de los labios mayores, sorbe con avidez
el tierno interior de los muslos, se introduce entre las nalgas y con
Casi todas las mujeres
alcanzan el clímax si se
les lame el clítoris, el
perineo, la entrada de
la vagina y del ano.
La aproximación al
sexo oral es un arte
refinado que debe
desarrollarse paso a
paso.
Él sorbe con avidez el
tierno interior de los
muslos, se introduce
entre las nalgas y con la
punta de la lengua toca
levemente los orificios
que encuentra a su paso
hasta llegar a los labios
menores.



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la punta de la lengua toca levemente los orificios que encuentra a su paso hasta llegar a los
labios menores, donde se demora en una caricia que los recorre una y otra vez.
Se intensifica su libido, la temperatura de¡ cuerpo aumenta, alza
el pubis, con las piernas abiertas, levanta también las nalgas para
que él las sostenga y acaricie, facilitándole el contacto con el
clítoris, que no puede esperar más, firme y tenso por la excitación.
La vulva está abierta como una campana cuyo badajo él hace
tintinear de placer, lamiendo y mordisqueando con cuidado
infinito, moviéndolo hacia ambos lados, llevándolo arriba y abajo
hasta sentir que se acerca un trepidante y arrollador terremoto que
la conmueve hasta las entrañas. Entonces la sujeta firmemente para
que en los espasmos que se sucedan durante el clímax ella no se
aleje ni por un instante del centro de su goce y lo disfrute con
máxima Intensidad hasta el final.
DIFERENTES POSTURAS
Son muchas las maneras de disfrutar del cunnilingus y cada
pareja debe aprender a hallar la que le resulte más cómoda y
aquella que le permita sentir más placer. Las posiciones en que ella
está tumbada con las piernas abiertas, de modo que su vulva quede
bien expuesta al contacto con la lengua acariciante de él, son las
más adoptadas, pero no son las únicas.
Es muy placentera también la postura en que un almohadón
sirve para elevarle las nalgas y que él abra las piernas de ella, a la
vez que sus pies se apoyan en sus hombros.
Hay parejas que prefieren practicar el sexo oral permaneciendo
la mujer de pie y él arrodillado para lamer la vulva o, sobre la
cama, estando él tumbado y ella de cuclillas con el pubis a la altura
de su boca.
Sin embargo, acaso una de las posiciones que más se suele
asociar al sexo oral es la denominada popularmente «el 69», en que
ambos amantes se estimulan a la vez.
La mayoría lo practica acostándose hombre y mujer uno al lado
del otro con las cabezas dirigidas en sentido contrario, de modo
que los genitales de ambos queden a la altura de sus respectivas
bocas.
Una variante de esta postura es que uno de ellos -generalmente
el hombre, que tiene más peso- esté tendido boca arriba y encima
se coloque, de forma opuesta, la mujer mirando hacia abajo.
Al practicar la felación y el cunnilingus al mismo tiempo debe
tenerse cierta precaución cuando se acerca el clímax, ya que a
veces en el momento del orgasmo ella puede descontrolarse y
hacerle daño en el pene con los dientes.
Ella levanta las nalgas
para que él las sostenga
y acaricie, facilitándole
el contacto con el
clítoris, que no puede
esperar más, firme y
tenso por la excitación.
Aunque el «el 69» es la
postura más conocida, no es
la que prefieren las mujeres,
ya que les impide
abandonarse a su propio
placer pendientes de dárselo
también al hombre.




21
EL COITO
Este punto del
viaje sexual, que para
él representa la ansiada meta de la penetración, es para la mujer una más de las
múltiples etapas del erotismo, por lo que la vive de forma diferente. Sólo si está
intensamente excitada por los estímulos y caricias previamente comparados, la desea y
disfruta con ella.
Ella está muy encendida al notar que él ha alcanzado el punto máximo de erección,
lo que hace subir aún más su libido, la vagina se Inunda con los jugos que surgen
desde lo más profundo y le indican que todo su cuerpo está dispuesto a recibirlo para
llegar juntos al éxtasis. El glande tenso se adelanta buscando la humedad de esa
caverna en la que el pene desea amarse entero y ser abrazado con ardor. Ese primer
Instante de la penetración es de una sensualidad mágica, un encuentro único en que se
acoplan las paredes de la vagina a la forma y tamaño de él como si un guante lo
cubriera para abrigarlo y acariciarlo al mismo tiempo. El falo embiste con furia salvaje
o penetra con cautela tanteando y jugando en ese espacio que lo reclama vibrando
acompasadamente al ritmo de los latidos del pene y comienza uno de los momentos
eróticos en el que más imaginación pueden liberar los amantes para disfrutarlo.
Ella, despojada de inhibiciones, dirige la acción; su cuerpo se mueve eligiendo la
cadencia y la fuerza que desea de cada embestida, exige mayor rapidez, desea más
lentitud, quiere que él juegue profundamente dentro de ella o que se aleje como si la
abandonara y vuelva a entrar con más fuerza; este ritmo va renovando su deseo y
haciendo crecer su ansia sin límite. Entonces, rendida y sudorosa, con el corazón
desbocado, los músculos tensos y el cuerpo febril, comienza a imprimir una cadencia
acompasado, cada vez más veloz, que ya no se detendrá hasta que él se derrame entero
y ella toque una vez más el techo de su placer.
Según la postura elegida para el coito, se obtienen sensaciones diferentes; para que
la mujer disfrute al máximo y se cree el morbo que intensifica el deseo, uno de los dos
debe estimular el clítoris mientras se produce la cópula. También es de lo más
excitante dejar por unos momentos el falo en reposo y que éste crezca al calor de los
vibrantes latidos de la vagina, para incrementar la pasión.
A diferencia de lo que muchos amantes suponen, no es esencial que el estallido del
orgasmo se produzca al mismo tiempo; no cabe duda que es placentero que él retarde
la eyaculación para esperarla si su ritmo es más lento, pero la mujer disfruta
igualmente si llega al clímax antes o después.
Uno de los momentos de mayor Intimidad y, para ella, de Intensa emotividad
durante el coito, es el «después», cuando ambos, agotados pero plenos, siguen
estrechamente abrazados sin desear desprenderse y el pene va reduciendo su tamaño
en el interior de la vagina.
OTRAS FORMAS DE PLACER
El falo embiste con
furia salvaje o penetra
con cautela tanteando y
jugando en ese espacio
que lo reclama
vibrando
acompasadamente al
ritmo de los latidos del
pene.
Si la mujer no consigue
tener orgasmos durante un
período prolongado de su
vida sexual activa y, por
vergüenza o deseos de
complacer, no lo confiesa
optando por fingirlos, no
sólo limita las posibilidades
del amante que puede
ayudarla a llegar al clímax,
sino que se impide a sí
misma acceder al placer
supremo de la sexualidad
completa.



22
Todo lo que resulte novedoso en el arte de la sexualidad es bien recibido por la mujer. Ella
desea ser asombrada, y su emotividad se ve estimulada hacia la sensualidad cuando se añaden
juegos y fantasías inéditos a las relaciones eróticas. Entonces es capaz de desplegar una amplia
gama de recursos dictados por el placer de los sentidos, que incorporan ternura y ardor
renovados a los encuentros amorosos.
La rutina y la monotonía son los grandes enemigos a combatir por los amantes, así como las
actitudes rígidas y apegadas a viejos patrones; si se introduce humor, imaginación y sentido
lúdico, la pasión permanece encendida y siempre brotan de ella nuevas, chispas que encienden
los cuerpos y provocan más deseo.
A diferencia del hombre, ella no sólo se excita
con la vista o el tacto, sino que sus cinco sentidos
están alerta y dispuestos para entrar en acción y
vibrar de gozo en los brazos de quien es capaz de
incitada y acompañarla en esa ruta reveladora de
nuevas sensaciones íntimas. Por este camino,
profundizando en la sensibilidad femenina, él
hallará a una compañera siempre dispuesta a
ampliar las situaciones excitantes para llegar juntos
hasta la frontera del placer.
POTENCIAR LA SENSUALIDAD
El beso es uno de los estímulos que más erotizan la piel de todo
el cuerpo y, sobre todo, la boca y otras zonas erógenas femeninas.
Besar bien es un arte con el que se despierta la sensualidad; saber
recorrer los labios de ella con los propios, lamiéndolos,
sorbiéndolos con suavidad, mordisqueándolos hasta notar cómo se
inflaman para introducirse luego en el interior de la boca y
recorrerla apasionadamente tocando con la lengua el paladar, las
encías y dibujando el contorno de los dientes.
Lamerle todo el cuerpo es un placer que a ella la estremece de
gozo, sobre todo al cambiar los roces y la tensión de la lengua,
alternando leves mordiscos y besos con los labios juntos; el anhelo
crece si al mismo tiempo sus manos se mueven acariciando con las
palmas y el dorso, cachetean con los nudillos y arañan tenues la
piel de otros puntos excitabas. Estos contactos hacen brotar el
deseo y la respuesta sexual no tarda en hacerse presente en la
humedad de la vulva y la erección de los pezones y el clítoris.
La idea femenina de la relación sexual es un todo completo y
complejo que no aísla una etapa del placer de la siguiente ni
considera una más importante que otra; no hay para ella un
objetivo esencial como puede ser para él la penetración, aunque
ésta también le resulte placentera.
Se inflama de ansia al ser besada, lamida o arañada en toda la
extensión de su piel, que es enteramente territorio erótico
privilegiado y el centro de su goce -el clítoris y la vegina- se
derrama en oleadas calientes hacia todos los puntos cardinales de
su cuerpo.
LAS FANTASIAS SEXUALES
Las mujeres que saben proyectar sin miedo ni vergüenza sus
ensoñaciones eróticas crean un rico mundo que intensifica en gran
medida el goce sexual. Sin embargo, hay quienes se reprimen
La idea femenina de la
relación sexual es un
todo completo y
complejo que no aísla
una etapa del placer de
la siguiente ni considera
una más Importante
que otra.
Las fantasías son
saludables e
incrementan la
sexualidad creando un
espacio inagotable.
La fantasía erótica de
gozar con desconocidos es
una de las más incitantes y
ambos pueden vivirla con
ardor. Ella está de pie en la
oscuridad, sólo viste una
falda larga y amplia y él se
introduce por debajo entre
sus piernas y la estimula
con las manos o la lengua
hasta hacerla gritar de
placer.
Muchas veces las
fantasías sexuales, al ser
llevadas a la práctica,
resultan menos estimulantes
que en la imaginación.
El amante sensible es
aquel que es capaz de leer
entre líneas la sugerencia
sutil de ella para acompañar
o incluso transformar la
fantasía enriqueciendo la
relación sexual.



23
porque piensan que no es adecuado o que se trata de algo censurable, mientras que si se
permiten estimular las fantasías cuando aparecen, se adentran en ellas y las hacen realidad con
él, no pondrán barreras al placer.
El recuerdo de un amante anterior, el rostro de un actor de cine en cuyos brazos se desearía
estar o imaginar un paraje de la naturaleza donde desnudarse y gozar sexualmente son algunas
de las fantasías más comunes. También es frecuente inventar, guiadas por la curiosidad o el
ansia de novedad, posturas o caricias nunca experimentadas, deseos de dominar o ser sometida;
sentirse vulgar o parte de un harén, cambiar de pareja o disfrutar del sexo con más de un hombre
a la vez o con alguien del mismo sexo.
Las fantasías son saludables e incrementan la sexualidad creando un espacio inagotable.
Comunicarlas verbalmente para realizarlas a dúo o conservarlas en secreto para disfrutarlas
como complemento de la relación erótica, constituye una elección personal.
Ella está encima de él, literalmente cabalga sobre su cuerpo, cierra los ojos y se deja llevar
por la película que pasa por su mente: es Lady Godiva montando con los senos al aire un potro
blanco, su piel es acariciada por un sol ardiente. De pronto, unos fuertes brazos la ciñen por la
cintura y la depositen sobre la hierba y un desconocido rudo y salvaje la penetra una y otra vez
golpeando su pubis, mientras su boca le lame con fruición los pezones y desliza sus dedos por
detrás buscando el recóndito anillo del ano.
Para ser por una noche la favorita del sultán, sólo es preciso perfumar el ambiente con
incienso, iluminarlo con velas rojas que apenas permitan entrever en la oscuridad la piel
brillante del sudor del amante que la toma de la mano, eligiéndola entre muchas para encenderla
de placer. Luego, él retira una tras otra las prendas que cubren su intimidad como si fueran velos
y ella inicia una danza que lo electriza con los sinuosos movimientos de su vientre, con el
balanceo sensual de los pechos que Invitan hasta que se lancen uno en brazos del otro para vivir
juntos el fin de esta apasionante fantasía oriental.
EL JUEGO DE LOS ROLES
Crear una relación sexual como si fuera un escenario e interpretar diversos papeles es una
manera de reinventar el placer. Invitar con la mirada sin decir una palabra, incitar con el cuerpo
adoptando una postura especial o sencillamente ignorar al otro, actuando como si se estuviera a
solas, provoca reacciones apasionadas.
Ella se recuesta lánguidamente como si deseara dormir, sus ojos están cerrados y no lo mira
ni lo busca, pero algo en su cuerpo parece desmentirlo, un muslo está encogido y deja ver el
vello del pubis, la otra pierna está tensa como si esperara. Súbitamente él se acerca y percibe el
perfume que surge desde el pubis, y no puede resistir la tentación de hundir su rostro entre la
suavidad de sus muslos y lamerla hasta que ella abandone su lasitud y despierten todos sus
instintos eróticos con la caricia.
EL BAÑO COMPARTIDO
Bajo el agua, todo se desliza naturalmente, la piel brilla y es fácil acariciar con la espuma,
jugar a hacer burbujas, provocar con el roce, acariciar con la esponja como sin querer, y
alejarse. El agua se desliza por su piel, él envuelve su cuerpo tibio y perfumado con los brazos,
pero ella le da la espalda y todo indica que se resiste, no quiere más placer que la ducha
compartida, no necesita nada más. Sin embargo, él va a Intentar seducirla con la fuerza de su
excitación. Arrodillándose, besa el hueco de su ombligo y baja lentamente por el vientre de ella
lamiéndola con pasión, hasta que la siente entregada y perdida en la ardiente marea del deseo
que ha despertado.
SUEÑOS ERÓTICOS
Del mismo modo que en las horas de vigilia aparecen fantasías sexuales, durante el sueño, el
mundo del inconsciente sigue activo y recrea escenas de erotismo. En ocasiones, éstas son una




24
continuación enriquecida de una realidad que se ha vivido, pero pueden ser totalmente nuevas,
porque proceden de deseos ocultos en lo más profundo de la mente.
Las imágenes sensuales de los sueños tienen protagonistas conocidos o desconocidos, son
verosímiles o increíbles, lo que a veces sorprende a la mujer o incluso la turba por el cariz audaz
que presentan, pero como contienen tantos símbolos complejos y de difícil lectura, rara vez se
hace posible extraer conclusiones ciertas acerca de su significado.
Lo más habitual es que, en sueños, se expresen ideas o deseos reprimidos, ya sea por
convenciones sociales o prejuicios, miedos o tabúes. En este aspecto suele soñarse con
relaciones múltiples, infidelidades, homosexualidad y temas similares, que pueden ser fantasmas
de la mujer que, en realidad, no se permite confesarse a sí misma. Sin embargo, no hay que
dejarse llevar por la culpa o la contradicción que introducen las imágenes oníricas, sino tratar de
incorporarías a la conciencia de manera natural. Si algo de lo que se recuerda al despertar puede
llevarse a la realidad y contribuye al placer, es positivo aprovecharlo para enriquecer el
erotismo, al igual que se hace con las fantasías, pero si genera ansiedad o dudas, basta con no
darle importancia puesto que su significado no siempre responde a deseos inconfesables.
ESTIMULACIÓN Y COITO ANAL
El ano es el último punto íntimo en el que los amantes suelen
aventurarse, en muchos casos porque la mujer se resiste a ser
acariciada y penetrada analmente, producto de los prejuicios que
nuestra cultura ha arrojado durante siglos sobre esta práctica,
tildándola de antinatural. No obstante, por la sensibilidad de la
zona y sus múltiples terminaciones nerviosas, es uno de los
placeres más intensos de la sexualidad.
Él anhela penetrarla de este modo en una ceremonia que
representa intimidad y entrega de la mujer y sabe cuánto puede
gozar, pero debe hacerlo con la debida delicadeza y cuando ella se
encuentre realmente preparada para recibirlo. Por ello, y como
parte de las caricias y besos para estimularla, las nalgas y los
glúteos deben tener protagonismo, así ella irá descubriendo lo
excitante de esta zona erógena.
Él estimula el clítoris con sus manos y su lengua notando cómo
aumenta su deseo, moja un dedo en los jugos vaginales y realiza un
trayecto de ida y vuelta recorriendo el perineo hasta el ano, que se
va lubricando; la vuelve de espaldas y, mientras sigue estimulando
con sus dedos el clítoris, comienza a lamer en círculos de arriba
abajo, primero las nalgas y luego las paredes interiores hasta
sentirlas relajadas; ése es el momento de apoyar la punta de la
lengua en el ano y comenzar a moverla rotando, impulsándola
hacia adentro y tanteando también delicadamente con un dedo el
comienzo del estrecho canal.
Sin dejar de excitar el clítoris y la vagina, una mano sube hasta
los senos para pellizcar los pezones y añadir fuego al ya intenso
placer de ella y la otra mano dirige con suavidad el glande para
introducirlo, aunque sólo en una pequeña parte, en el orificio del
ano. Si halla resistencia en este punto, él puede aumentar la
lubricación con saliva o vaselina que, junto a la fuerte excitación
que ella siente, relaja y facilita la penetración.
El pene se mantiene quieto y expectante, familiarizándose con
esa caliente cavidad que late y lo oprime estrechamente reflejando
cuánto goza; luego, poco a poco, se interna despacio pero pronto
comienza a embestir, primero con delicadeza, y a medida que el
canal se adapta al tamaño de su miembro erecto y los espasmos de
ella indican el disfrute que la hace vibrar entera, la fricción se va
haciendo más rítmica y profunda.
La penetración anal es
uno de los placeres más
intensos de la
sLeaxmuaelri doa adc.ariciar con la
lengua el ano como
incitante caricia preliminar
a su penetración o como
parte del sexo oral, se
conoce popularmente como
el beso negro. Es uno de los
placeres sensuales más
profundos que ella puede
sentir y, una vez
experimentado, no querrá
renunciar al mismo.
Una vez que se ha
penetrado manualmente o
con el pene el conducto
anal, no se debe hacerlo por
la vagina, ya que existe
peligro de infección,
mientras que, a la inversa,
esto no sucede.



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Ella está perdida en su placer, una fina capa de humedad se extiende por todo su cuerpo,
nunca había imaginado que podía ser tan estimulada y en tantos puntos a la vez: sus senos
palpitantes desbordan las manos de él, su clítoris erecto electriza los dedos que lo acarician, el
ano y la vagina tiemblan al unísono en contracciones que la transportan a un sinfín de
sensaciones inéditas hasta que, trémula de pasión, se libera en un clímax trepidante.
Si la mujer es especialmente estrecha o el tronco del pene muy ancho, la caricia con los
dedos en el ano, al mismo tiempo que es muy estimulante, la prepara para la penetración.
También es eficaz si ella tarda en relajarse, ya que con uno de sus dedos él consigue poco a
poco dar elasticidad a los músculos para recibir el pene, al mismo tiempo que contribuye a que
ella aprenda a disfrutar de este coito tan placentero.
MASAJES ERÓTICOS
Para que una relación sexual sea realmente satisfactoria, uno
de los sentidos a cultivar es el tacto. El masaje tiene un efecto
general reparador, libera de tensiones y relaja, disponiendo el
cuerpo para disfrutar del erotismo a la vez que despierta los focos
de sensualidad que provocan la excitación.
Sentir su cuerpo masajeado le genera sensaciones tan
estimulantes como los besos, las caricias y otros juegos
preliminares despertando las hormonas sexuales que la preparan
para disfrutar del coito.
A través de esta aproximación, ambos amantes aprenden a
internarse en un universo de intensa sensualidad: ella,
descubriendo puntos erógenos desconocidos que la transportan
hacia el placer y él, conociendo en profundidad cómo desea ella
que se provoque la respuesta sexual de sus sentidos.
LAS ZONAS MÁS SENSUALES
En el cuerpo femenino, cada centímetro de piel es sensible y su
reacción el masaje erótico es intensa, aunque hay determinados
En el rostro se localizan
algunos puntos álgidos,
como el nacimiento del
cabello o las sienes.
El amante que se
concentre atentamente
en la respuesta que ella
emite, también irá
acrecentando su propia
excitación.



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centros que tienen una mayor carga excitante y no sólo corresponden a las zonas erógenas.
En el rostro se localizan algunos puntos álgidos, como el nacimiento del cabello o las sienes
que, si se recorren con las yemas de los dedos realizando movimientos rotatorios, así como
tocando con éstas levemente el contorno de los labios, cuello, orejas y nuca, también despiertan
intensas sensaciones.
Tumbada sobre la espalda en una superficie blanda, su cuerpo desnudo está en contacto con
el amante que se sienta a su lado y recorre masajeándola toda la superficie de su cuerpo
evitando las zonas erógenas, con un lento y sensual toque de las palmas de las manos, el dorso o
los nudillos, fraccionando suavemente el vientre, los muslos y las pantorrillas para, al final,
recorrer con dulzura cada uno de sus dedos y las plantas de los pies.
Luego la incorpora hasta colocarla de rodillas, situándose él por detrás de su cuerpo para
explorar la nuca y continuar masajeando entre los omóplatos, la columna vertebral, la cintura, y
regodearse en las nalgas y en los muslos. El amante que se concentre atentamente en la
respuesta que ella emite, también irá acrecentando su propia excitación, que lo llevará a
masajear cada vez con mayor carga erótica.
La mayoría de las mujeres, al recibir masajes, descubren zonas que envían cargas
estimulantes a los centros de placer y que nunca habían siquiera sospechado que existían en su
cuerpo. Una vez que se han disfrutado estos contactos intensamente estremecedores, ninguno de
los amantes querrá renunciar a ellos.
CÓMO REALIZARLOS
Para gozar plenamente del masaje erótico conviene crear un
escenario íntimo de ambiente sereno, con una iluminación tenue y,
si ella lo desea, perfumado con una esencia que le agrade.
Las manos que masajean deben estar calientes y, si es posible,
untadas con un aceite o crema lubricante para que se deslicen
mejor.
Para obtener y proporcionar el máximo placer es mejor alternar
las técnicas de masaje adecuados para cada punto del cuerpo. En la
espalda, de la cintura hacia arriba, las manos se colocan a ambos
lados y fraccionan suavemente arriba y abajo, Incidiendo los
pulgares con más fuerza cuando se acercan a la columna vertebral;
en las zonas de músculos hay que masajear como si se amasara,
alternando con las manos hacia abajo y levemente levantadas por el
centro, dando suaves golpecitos con acción de ventosa; luego,
girarlas para presionar con los nudillos, lo que estimula mucho los
hombros.
En la parte delantera se fricciona rápidamente la zona del
esternón, lo que es sumamente excitante; después se pasa al vientre
haciendo movimientos ondulatorios con las palmas de las manos, y
desde ese punto se desciende hasta los muslos para masajearlos por
su cara exterior con firmeza y suavidad, con el dorso por la cara
interior; por último, se toman entre las manos abiertas ambas
pantorrillas como si se quisiera dibujar su contorno hasta los
tobillos, subiendo luego con el mismo tipo de masaje hacia las
rodillas.
En este punto, ella deseará que el contacto se traslade a las
zonas erógenas -senos, pubis y vulva-. Puede que lo verbalice o
que él lo note por su agitada respiración y el aumento de la
temperatura corporal, entonces él calmará el deseo con caricias más
sensuales hasta que ella alcance un orgasmo y busque prolongar el
placer.
Las manos que
masajean deben estar
calientes y, si es posible,
untadas con un aceite o
crema lubricante para
que se deslicen mejor.
Para obtener y
proporcionar el
máximo placer es mejor
alternar las técnicas de
masaje adecuados para
cada punto del cuerpo.



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POSTURAS, PLACER INFINITO
A fin de romper con la monotonía, desde siempre, las parejas han puesto en práctica
infinidad de posturas para hacer el amor. Esta búsqueda, sin embargo, debe estar motivada por
el propio deseo, por la necesidad de encontrar nuevas formas de placer compartido y no como
una práctica gimnástica o reto. La intención es descubrir sensaciones escogiendo libremente
prolongar o aumentar el goce. Las posturas no son fórmulas cerradas. Por el contrario, cada
pareja debe adaptarlas a sus gustos, modificándolas o recreándoles si con ello se logra darle al
acto sexual un nuevo incentivo.
Todas las posiciones que permiten, durante el coito y la penetración, que el clítoris sea
estimulado por fricción del hueso púbico del hombre o por la excitación manual de él o de ella
misma, facilitan el orgasmo de la mujer. Las que se describen a continuación han sido escogidas
teniendo en cuenta la sensualidad femenina y, por supuesto, además de ser placenteras para
ambos, son altamente eróticas. De todos modos se han distinguido con una estrella (*) aquellas
con las que ella más disfruta.
ARDIENTE ESCLAVITUD (*)
Movido por el deseo, él toma un suave pañuelo de seda y lo anuda atándole las manos a los
barrotes de la cabecera de la cama. Luego se sitúa encima de ella que, echada de espaldas, deja
ver sus senos. Él los lame con pasión, la mujer entreabre las piernas con las rodillas elevadas y
expone a las manos del hombre la vulva húmeda y el clítoris anhelante que él estimula con sus
dedos, haciendo que ella disfrute intensamente. Aumenta febril la temperatura de la piel, los
labios se entreabren trémulos, las pupilas se dilatan y el jadeo se hace gemido o grito
irreprimible. Cuando el deseo no puede esperar más y ambos ya están decididamente
encaramados en la ladera del placer, él la penetra sin dejar de acariciarla y lamerla hasta que los
sexos de ambos se derraman en un orgasmo de fuerza incontenible.



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CADENCIA ÍNTIMA
Recostada sobre su espalda, descansa la cabeza en el brazo de él, que besa apasionadamente
su cuello mientras roza con sus dedos un pezón; ella levanta la pierna izquierda y la pasa por
encima del muslo del hombre para que la penetre de lado; al hacerlo, su clítoris queda expuesto
de modo que puede autoestimularse. También él puede hacerlo alternándolo con caricias en los
senos y el vientre. Esta postura produce un intenso placer porque ella puede acompañar los
empujes profundos de él con movimientos leves de las nalgas contra el pene masculino, por lo
que los roces en la vagina son más completos.
ARDOR A DÚO
Se dispone a disfrutar de pleno tendida de espaldas, sensualmente eleva una de sus piernas y
la flexiona apoyándola sobre el pecho de él, incitándolo a que la penetre mientras tiene acceso al
centro álgido del goce. Él se sitúa de lado y estimula el clítoris teniendo también su seno al
alcance de la boca; la mano de la mujer asciende por el vientre hacia los pezones, luego se
detiene en el ombligo con suaves caricias y poco a poco baja hasta apoyarse sobre la del hombre



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y guiarlo en el ritmo de la estimulación. En el frenesí del deseo roza morbosamente los
testículos y el ano. Esta postura permite que el pene entre de manera profunda en la vagina con
empujes de ritmo lento, muy satisfactorios, sobre todo para la mujer.
LADO A LADO
Ambos están de lado y frente a frente con todo su cuerpo en contacto y el pene en el Interior
de la vagina; una pierna de él se entrecruza con las de ella, una de sus manos la toma por la
cintura y al crecer la excitación le acaricia la nuca, la espalda y las nalgas; con el otro brazo se
sujeta su cabeza mientras la besa apasionadamente en el cuello, las orejas y la boca. La estrecha
Intimidad de esta postura es muy placentera y el estímulo de la penetración se hace lento y
excitante pudiendo por momentos el pene salir y acariciar el clítoris y la vulva. Cuando el
frenesí llega a su punto máximo los juegos de penetración se hacen más intensos y el ritmo se
acelera rozándose el clítoris contra el pubis hasta que ambos lleguen al clímax.
DANZA ERÓTICA
Ella está sentada sobre la pelvis del hombre con las piernas hacia atrás; él flexiona las
rodillas al sentir las provocadoras nalgas femeninas contra sus muslos y responde levantando los
brazos para estimular sus senos. Ardiente, ella busca la penetración deslizando su vulva hasta
encontrar y abrazar con la vagina el pene erecto; apoyándose en las palmas de las manos elevará
y hará descender su cuerpo marcando el ritmo de esta danza sexual en la que alterna ondulantes
movimientos giratorios de las caderas con otros de vaivén. La caricia vaginal es intensa y la
presión sobre el clítoris muy leve, lo que hace crecer el anhelo por satisfacerse con un orgasmo
poderoso.



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RITMO ESTIMULANTE
Se ha dejado caer de espaldas en la cama, exhausta por la fuerza de su deseo; uno de sus
brazos está echado hacia atrás completamente laxo, el otro roza el muslo de él, que se inclina
sobre su cuerpo situándose entre sus piernas mientras sostiene las nalgas para mecerla, más
tarde, al ritmo de la penetración. Completamente entregada ella separa y eleva las piernas
flexionando las rodillas para abrazarlo por la cintura; la vulva también se abre jugosa por los
fluidos que la inundan. Durante el coito, cuando ambos alcancen un ritmo vibrante y el clítoris
se vaya erotizando cada vez más al contacto con la pelvis masculina, ella puede acariciárselo
para aumentar el goce sintiendo como él besa su boca profundamente o lame sus senos, hasta
que una ola de placer inunde los cuerpos por completo.
TRIPLE PLACER (*)
Apoyada sobre las palmas de las manos y en las rodillas, con el rostro hacia abajo, eleva las
nalgas y entreabre sus piernas para recibirlo desde atrás. Él se arrodilla y su excitación va en
aumento al contemplar sus nalgas hasta que al final la penetra. El deseo de ella crece
incontenible a cada empuje del pene en el interior de su vagina, gime por la excitación y su piel



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es invadida por un leve sudor; le susurra íntimamente y hace crecer el goce de ella inclinándose
para lamer su espalda y estimulando con sus manos los senos o pasando una de ellas por delante
del muslo y alcanzando el clítoris en un roce apasionado de sus dedos. Esta caricia, realizada
con la misma cadencia de las acometidas del pene, le dan placer vaginal y clitoriano al mismo
tiempo, que se extiende hacia la zona anal, estallando tras liberar toda la energía contenida.
FUROR SENSUAL
Está recostada sobre la cadera izquierda y él se sitúa por detrás en cruz por el interior de las
piernas, sosteniéndole los hombros mientras ella lo sujeta por los pies; por la postura, los
cuerpos están estrechamente unidos a la vez que mantienen un sensual equilibrio.
Con los ojos cerrados, sus cuerpos se acercan y alejan en una cadencia apasionada y tensa
que aumenta apremiada por el deseo; el pubis de ella se frota contra los muslos de él, a cada
embate del pene; a la vez siente como las manos masculinas se crispan en su espalda y eso la
lleva a recorrer las pantorrillas del hombre más suave o más intensamente con las uñas, para
expresarle todo su ardor, a medida que se acerca el clímax.
SERENO EROTISMO



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Ambos están sentados, él sobre una mullida alfombra y ella encima de sus muslos, con las
piernas por detrás de la cintura masculina, pasando un brazo por encima de sus hombros y los
pies firmemente apoyados. En esta posición de estrecho contacto pueden besarse con ardor en la
boca, friccionar los senos contra las tetillas y él además acariciarle sensualmente las nalgas y
separarlas para producirle sensaciones muy placenteras en el perineo y el ano. Ella tensa y
destensa los músculos de las piernas moviéndose en un vaivén atrás y adelante sobre el pene;
esta postura es diferente de otras con la mujer encima, porque no hay una gran libertad de
movimientos, lo que añade morbo a la situación.
OLA SALVAJE
Recostada boca arriba, intensamente excitada por las caricias previas, abre y eleva las
piernas flexionadas, para invitar a su compañero a penetrarla. Él se tiende encima y ella abraza
su cintura con ambas piernas, de manera que su vulva húmeda y el clítoris reciban una fuerte
estimulación mientras lo sujeta con los brazos por los hombros; la pelvis masculina permanece
en alto y él se sostiene en equilibrio sobre las palmas de las manos y las rodillas. Esta postura
permite movimientos de penetración rotativos y ondulantes en el interior de la vagina, con el
pene al mismo tiempo que con el pubis roza las zonas erógenas de la mujer. Poco a poco los
cuerpos irán excitándose cada vez con más intensidad y ella se sumará al ritmo trepidante de él,
subiendo y bajando las nalgas hasta que alcancen la cima del orgasmo y, saciados, llegue el
momento del ansiado reposo.
ABRAZO TOTAL



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Apoyada sobre los codos sobre una superficie, mantiene el cuerpo elevado y ofrece las
nalgas a la vista del hombre; él la abraza totalmente desde atrás, siguiendo la línea de la figura
femenina; el pene penetra en la vagina o en el ano, el pubis queda pegado a su piel y su pecho
contra la arqueada espalda. Mientras apoya un brazo, con el otro la abraza hasta alcanzar
sensualmente sus senos y se desliza con suavidad por el vientre para enredarse en el vello del
pubis y luego estimular el clítoris. Primero la penetra lentamente, entrando y saliendo hasta
dejar tan sólo el glande en su interior, para al final embestiría con toda la potencia de su ardor,
mientras ella sigue el vaivén con la totalidad de su cuerpo.
PASIÓN IRRESISTIBLE
Acostada boca arriba con la cabeza sobre un almohadón flexiona la mitad de su cuerpo, con
sus rodillas toca los senos, los pies se apoyan en la cintura de él y las nalgas están en estrecho
contacto con el pubis del hombre, que está arrodillado y le sujeta los muslos. De este modo, él
puede penetrarla por el ano de manera profunda y acariciar al mismo tiempo su clítoris e
introducir uno de sus dedos en la vagina, haciéndola gozar con intensidad por tres puntos
diferentes. Ella, para facilitar aún más el ritmo, se sujeta las pantorrillas o puede también con las
manos estimular al hombre, acariciándole las nalgas y las tetillas. En el momento culminante del
coito ella empuja las nalgas aún más hacia arriba para facilitar la cadencia del movimiento hasta
que estalle trepidante el orgasmo.
FRENESÍ (*)



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Prefiere estar acostada de espaldas, porque así el clítoris, centro de su intenso placer, puede
ser estimulado; de modo sensual abre las piernas y las flexiona mostrándolo junto con la vulva
entera abierta en flor; sus rodillas rozan los senos y sus pies se apoyan en los hombros de él, que
se coloca inclinando el torso hacia el cuerpo femenino de tal modo que antes de penetrarla
puede lamerle la vulva y con las manos contener los senos. Luego la penetra y la sujeta con una
mano por las nalgas para marcar el ritmo y elevarla hasta él en una cadencia incesante que cobra
cada vez más velocidad, haciéndole sentir la fuerza de los empujes de su pene, hasta lo más
profundo; con la otra mano acaricia su rostro y sus labios hasta llevar al límite la agitación y el
deseo.
GOZAR SIN LÍMITES
Insinuante, ella se deja caer boca abajo con el cuerpo ladeado y la cabeza fuera de la
superficie de la cama apoyando sus manos en el suelo, también de lado e inclinándose, él la
penetra por detrás mientras sus dedos buscan la vulva para acariciarla y hacer crecer la
excitación de ambos. Pulsa el clítoris y lo roza al mismo tiempo que intensifica cada
movimiento de la penetración; la respuesta de ella marca la velocidad del ritmo hasta que ambos
alcanzan el orgasmo. Esta postura da profundo placer si la penetración es anal, ya que el
estímulo manual sobre el clítoris al excitaría intensamente la relaja, lo que facilita la penetración
y las embestidas del pene.
FUEGO INDOMABLE



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En la urgencia de la pasión toda postura es válida para saciarse y las que se improvisan
pueden dar un placer intenso; los cuerpos se funden estrechamente unidos, acoplados uno en el
otro. Ella, recostada sobre la espalda, deja caer la cabeza, sus muslos se apoyan en los de él, que
permanece sentado con las piernas bien abiertas para poder penetrarla abrazándola con mucha
fuerza por los hombros e inclinando el rostro para que su boca se sitúe a la altura de los senos
que besa mientras crece el goce de ambos. Las manos de ella lo sujetan con fuerza por la
espalda que recorrerán incansables indicando con las caricias cómo se hace más profundo el
grado de excitación que siente: al inicio son tiernas, después más intensas hasta llegar a arañarlo
cuando se pierda en el orgasmo interminable.
INTERCAMBIO DE PLACER (*)
Él se recuesta en el sofá sobre su espalda y ella toma el mando
sentándose encima; como si quisiera sujetarla toma uno de los
muslos con su mano que desliza en ardiente caricia al mismo
ritmo que los dedos de la otra estimulan el clítoris; ella participa
doblemente frotando la vulva contra los dedos del hombre y
llevando sus manos hacia atrás para rozarle el perineo y el tronco
del pene. En esta posición, la penetración es profunda o
superficial, según los movimientos que ella realice alzando y
bajando el cuerpo para que el falo entre y salga de la vagina; para
muchas mujeres la estimulación del clítoris desde abajo es muy
placentera y el orgasmo más intenso al trasladarse en oleadas
hacia la vagina y la zona anal.
BALANCEO EXCITANTE
La mullida alfombra es una invitación sensual que arropa a los amantes con su calor, por eso
ella se echa sobre la misma y se apoya en los codos; él responde a la incitación sentándose entre
sus piernas y abrazándola con las suyas. Mientras le toca el clítoris ella empieza suavemente a
balancearse adelante y atrás acariciándole el pene con su vagina. Poco a poco, el deseo une los
cuerpos, que se encuentran en un contacto electrizante. Los pechos de ella rozan su piel; a
medida que el ansia crece, él se impulsa con fuerza hacia adelante y, tomándola por las nalgas,
la acompaña en su balanceo intensificando los movimientos del coito.



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JUEGO PASIONAL
Tendida en el sofá, ella ha levantado y flexionado las
piernas hasta tocar con las rodillas sus pechos; mantiene
los pies en alto y los sujeta con las
manos, mostrando la húmeda vulva, él se
arrodilla intensamente excitado ante la
visión de su vagina que parece llamarlo.
Su aproximación es lenta y apasionada;
toma uno de los muslos con una mano y,
con la otra, conduce su miembro erecto
por las zonas de su placer; lo usa para
acariciar los labios mayores y menores,
recorrer con la punta el perineo y llegar
hasta el ano; luego estimula también con
el falo el clítoris llevándola al clímax.
Sólo entonces la penetra, por el ano o la
vagina, mientras usa sus dedos para
seguir dándole placer donde ella más lo desea.
VUELO ERÓTICO
Acostado boca arriba se estira completamente, ella se tiende encima boca abajo, cruzando los
dedos de las manos con los de él y haciendo coincidir sus senos con el pecho del hombre, los
pies con los pies y los pubis juntos en un contacto arrebatador. Ella dirige el juego, subiendo y
bajando el cuerpo para que el pene entre y salga de la vagina al ritmo que más la satisface, a la
vez que puede friccionar los senos contra su piel o inclinarse y besarlo en la boca. Él tiene
limitados sus movimientos, de modo que ella, con el torso levantado, se mueve como un ave,
ayudándose con los brazos como si fueran alas. Esta posición íntima y sensual permite una
cercanía que invita a realizar movimientos giratorios y ondulantes durante la penetración.
ESTRECHO CONTACTO
Uno o dos almohadones elevan la espalda de ella para mantener la pelvis en alto mientras se
sostiene apoyando los pies. Él se coloca entre sus piernas abiertas y se apoya en las palmas de
las manos; con el torso inclinado hacia el pecho de la mujer, le besa los senos para excitarla
mientras la penetra. En esta postura, ella es la que mantiene la cadencia y el estrecho contacto
moviendo las nalgas para no perderlo, porque al mismo tiempo que el pene empuja, el pubis del
hombre estimula el clítoris y la vulva, generando un inquietante placer; la penetración es lenta, y



37
si los movimientos son poderosos, se hace cada vez más profunda hasta que ambos alcanzan el
clímax.
GOCE PROFUNDO
Ella se tiende de espaldas, el deseo hace que su cabeza descanse sensualmente y sus ojos se
cierren por el placer que siente; abre y flexiona las rodillas mostrando la vulva abierta y él se
recuesta boca abajo entre sus piernas, con el cuerpo ladeado para acercarse tomándola por los
hombros; cuando él se aproxima, la mujer lleva el pene hasta la entrada de su vagina; de ese
modo puede estimularlo acariciándole las nalgas en círculos o presionar la cintura como si lo
empujara cada vez más profundamente hacia su interior, mientras con la pelvis él excita su
pubis y el clítoris. Esta posición da un goce intenso a ambos porque él la penetra hasta lo más
hondo y ella es quien incremento el ritmo a su voluntad para recibir una estimulación clitórica
más intensa.
TREPIDANTE CABALGATA
Él está tendido, recuesta su cabeza y su torso, elevando y doblando hacia arriba las piernas;
ella se sienta encima del pene casi acuclillado y toma las manos del amante, que descansan a los
lados de sus muslos. Él siente curiosidad y morbo al descubrir que es ella quien domina la
situación subiendo y bajando, alejando su vagina hasta que sólo permanezca la punta del glande
en el interior y luego cayendo para que el pene la penetre entera; por momentos, frota su clítoris
con el miembro viril lo que le da un goce intenso y luego vuelve a cabalgarlo como una ardiente
amazona que va cambiando de ritmo para su mayor disfrute, primero con lentitud y, finalmente,
galopando para dar rienda suelta a la marea de placer que la invade.



38
DIFÍCIL ELECCIÓN
Boca abajo, se apoya en los antebrazos y la cabeza descansa en uno de ellos, ofreciendo el
cuerpo elevado con las nalgas abiertas al hombre que, arrodillado, la penetra desde atrás
mientras sus manos se acercan a los senos para acariciarlos, o descansan en la cintura para hacer
que el cuerpo femenino acompañe el ritmo; desde allí también sus dedos pueden alcanzar el
clítoris. Los amantes sienten que una fuerza primitiva los empuja el uno hacia el otro y tienen
que decidir, arrastrados por su intensa excitación, por dónde establecer el contacto: él puede
darle y sentir placer vaginal o anal, ésa es la disyuntiva.
Cualquiera de las opciones provoca un intenso disfrute en esta postura, él goza porque puede
penetrarla en profundidad y ella, porque sus puntos álgidos pueden ser intensamente
estimulados.
MÁXIMA EXCITACIÓN (*)
Arrodillada, con las piernas flexionadas hacia atrás y el torso elevado, ella se sienta de
espaldas encima del pene, descansando los muslos sobre los de él, que se sostiene con las
palmas de las manos. Mientras el amante besa sus hombros y su espalda con los labios y la
lengua, ella hace movimientos lentos impulsando la penetración y estimulándose el clítoris
llevada por su ardiente deseo. De vez en cuando puede detener los movimientos y abrazar
estrechamente el pene haciendo latir la vagina con la contracción de sus músculos pelvianos,
transmitiendo al mismo tiempo su placer clitórico a la vagina y el ano y dándole un goce intenso
al miembro viril, que responde pese a lo limitado de sus movimientos con empujes cada vez más
potentes.



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INTENSIDAD FEBRIL
Ella se recuesta enteramente con las nalgas apoyadas en los muslos del hombre, que está
sentado sobre sus propias piernas; con una de sus manos él dirige el miembro hacia la vagina
para penetrarla, después de haber recorrido con el glande la vulva y el clítoris. Al principio es
superficial y de movimientos rápidos para que ella se vaya excitando con este contacto y con el
recorrido que por su cuerpo traza él con la otra mano, estimulando el monte de Venus, el vientre
y los senos, pellizcando los pezones con los dedos untados en saliva y volviendo al clítoris para
acrecentar el deseo. Ella lleva uno de sus dedos hasta la boca de él y la recorre por dentro en
sensual caricia. A medida que sube la temperatura del cuerpo femenino por la pasión y su
respiración se vuelve agitada y tensa, él aumenta la profundidad y velocidad de su ritmo.



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LA PRIMERA VEZ
Aún hoy, la sociedad es la principal creadora de una serie de
mitos en torno a la «primera vez» muy alejados de la realidad, pero
que generan ansiedad y muchas expectativas. De este modo, el
estado emocional con que la mujer llega a su experiencia inicial es
de una intensa sensibilidad, a la que se suma, entre otros muchos
sentimientos encontrados, la preocupación ante la posibilidad de
sentir dolor, así como cierta confusión por el desconocimiento del
propio cuerpo, vergüenza, y temor al rechazo por tener que
desnudarse delante del amante.
Con todos estos condicionantes, la probabilidad de que la
primera relación sexual no sea satisfactoria es muy alta y puede
marcar la vida sexual futura. En cambio, si no se parte de la idea
preconcebida de que se hallará la «perfección» y no se plantea
tampoco un objetivo previo, dejándose llevar por el instinto y los
sentidos, abriéndose a la imaginación y tratando de sentir la
máxima confianza, ambos asumirán con naturalidad el primer
encuentro. Se trata solamente de dar el primer paso en el camino de
la sexualidad, un mundo rico que se va conociendo poco a poco y
en el que, a medida que aumenta la experiencia, se descubren
nuevos matices cada vez más placenteros.
Si no se parte de la idea
preconcebida de que se
hallará la «perfección»
y no se plantea tampoco
un objetivo previo,
ambos asumirán con
naturalidad el primer
encuentro.



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EMBARAZO Y SEXO
Si un embarazo es normal, no existe S ninguna contraindicación para seguir manteniendo
relaciones sexuales en el transcurso del mismo. Sin embargo, son muchos los hombres y
mujeres que temen dañar al feto si continúan gozando del sexo durante el período de gestación.
Esta preocupación es más psicológica que real, puesto que el mismo está fuera del alcance del
contacto físico, dentro de una bolsa protegida por una gruesa membrana y rodeado de abundante
líquido amniótico.
No obstante, a veces, por razones fisiológicas o psicológicas, el apetito sexual de ella
disminuye cuando está embarazada y, en esos casos, su pareja debe adoptar una actitud
comprensiva y no forzar situaciones que pueden incidir en su equilibrio emocional. Asimismo,
en ocasiones es él quien se siente incómodo, y es la mujer la que debe ayudarle a superar este
estado anímico.
Algunas parejas temen especialmente la penetración y los movimientos del pene en la vagina
durante el embarazo, por lo que modifican sus hábitos y se satisfacen de otras formas,
masturbándose o practicando el sexo oral.
Si no hay indicación ginecológica específica en sentido contrario, pueden mantenerse
relaciones sexuales hasta el más avanzado estado de embarazo, pero, como es obvio, por el
cambio que se produce en el cuerpo femenino, los amantes deberán hacer uso de su imaginación
para encontrar las posturas más confortables.
Las que se sugieren a continuación son cómodas y placenteras, además de adecuarse a los
tres trimestres de embarazo. Durante el primero, no hay demasiadas modificaciones en el cuerpo
femenino y es posible continuar con las posturas habituales, pero ella suele disfrutar más si la
penetración no es demasiado profunda. En tal caso, la postura ideal es que se siente encima de
los muslos de él, ya que así ella marca el ritmo de los movimientos y controla mejor hasta dónde
penetra el pene en la vagina.
En el segundo trimestre, es más cómodo para la mujer tenderse de espaldas para sostener el
peso del vientre ya bastante abultado, pero precisamente por eso, es difícil que él se sitúe



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encima, por lo que es preferible que ella se recueste de costado y él también, penetrándola en
esa posición, mientras con uno de sus muslos ella le abraza una pierna. Así, él le estimula el
clítoris y los senos, aunque hay mujeres que no desean que se los acaricien porque tienen una
extrema sensibilidad en ellos durante la gravidez. Los últimos tres meses, cuando el estado es ya
muy avanzado, la postura más conveniente es que ella se apoye en las palmas de las manos y en
las rodillas, elevando sus nalgas y que él la penetre arrodillado desde atrás. Permite que se
exciten el clítoris y los pezones y que ambos disfruten intensamente sin que el avanzado estado
de gravidez sea un impedimento.
MENOPAUSIA Y LIBIDO
Aunque es uno de los mayores fantasmas de muchas mujeres,
el cambio hormonal que se produce en la etapa menopáusica y
posmenopaúsica no tiene por qué suponer la pérdida del apetito
sexual. Por el contrario, al sentirse libres de la posibilidad de
quedar embarazadas, resulta frecuente que abandonen antiguas
represiones y se sientan más lúdicas y descosas de intensificar el
placer.
El goce de los sentidos no tiene edad, ni depende en su mayor
parte de la fisiología, sino que es un todo emocional y psicológico
en el que intervienen el carácter, las ansias de vivir y el clima de la
relación. De este modo, ellas descubren a veces que la calidad de
su vida sexual se eleva en esta etapa.
No obstante, si la menopausia trae aparajedas molestias tales
como sofocos, estados depresivos, sequedad o estrechez de vagina
-lo que no tiene por qué sucederles a todas las mujeres- es posible
que, temporalmente, no deseen tener relaciones sexuales. Por
fortuna, hoy las modernas terapias hormonales y la lubricación
vaginal con cremas específicas combaten estos trastornos para
seguir disfrutando del sexo hasta edades muy avanzadas.
El goce de los sentidos
no tiene edad, ni
depende en su mayor
parte de la fisiología,
sino que es un todo
emocional y psicológico.
Si la mujer nota estrechez
o pérdida de elasticidad
vaginal, el músculo PC es
una buena ayuda para
incrementar las
sensaciones, si se lo contrae
varias veces por día y
también durante el acto
sexual.



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LOS PROBLEMAS SEXUALES MÁS FRECUIENTES
La mujer que siente molestias durante o después de una relación sexual, lo primero que
debe averiguar es si responden a causas orgánicas o si se trata de un problema de origen
psicológico.
Hay una serie de pequeños trastornos de tipo orgánico bastante
frecuentes y a veces repetitivos, que no revisten ninguna gravedad
y se resuelven con tratamientos cortos y sencillos.
Puesto que la vagina es un medio húmedo que está localizado
en un área cercana al aparato urinario, es fácil que se produzcan
ligeras infecciones, inflamaciones, micosis o inconvenientes
similares. Incluso ciertos medicamentos recetados para otros
trastornos, a veces provocan entre sus efectos secundarios
anomalías en la sexualidad. El diagnóstico
del ginecólogo resulta fundamental en estos casos, ya que sólo él
puede descubrir el origen del problema.
Si el especialista descarta la existencia de un problema
Fisiológico, es muy probable que la dificultad proceda de una
somatización provocada por un estado depresivo u otro tipo de
factor anímico; en ese caso también debe ser tratado por un
profesional para recuperar la calidad de la vida sexual.
AUSENCIA DE DESEO Y ANORGASMIA
En los casos en que ella carece de interés sexual, sólo se
considera un trastorno si le crea conflicto y no si se trata de una
elección personal. Conviene no olvidar que puede tener un origen
Entre los motivos de
ausencia de deseo
sexual deben
considerarse el
aburrimiento y la
monotonía que a veces
se instalan en una
relación.
Hay tres tipos de
anorgasmia.
La primera es no haber
tenidonunca un orgasmo; la
segunda, si la mujer lo ha
tenido pero no loconsigue
en cierto período; por
último, situacional, cuando
sólo lo experimenta en
determinadas
circunstancias, por ejemplo,
al masturbarse y no con el
amante.



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biológico como son las anomalías hormonales, las insuficiencias orgánicas y los efectos que a
veces genera el consumo de fármacos, alcohol o drogas. Sin embargo, las causas más frecuentes
de la ausencia de deseo son razones de tipo psicológico o psicosociales.
En este orden, las alteraciones proceden de episodios traumáticos como una violación o un
desengaño amoroso, la educación restrictiva que provoca rechazo o temor al sexo, un bajo nivel
de autoestima y depresiones o problemas profesionales que
producen ansiedad o estrés y no predisponen al disfrute.
También se deben considerar el aburrimiento y la monotonía
que, a veces, se instalan en una relación. En este caso, no se trata
de pedir ayuda a un profesional, como en los anteriores, sino que
son los propios amantes, a través del diálogo en con fianza, quienes
han de resolver el problema. Frecuentemente, al remozar la
relación introduciendo fantasía y creatividad en las relaciones
sexuales, se consigue renovar el placer y recuperar la pasión de
etapas anteriores.
La anorgasmia es la dificultad o imposibilidad de alcanzar
orgasmos. Está considerada una de las disfunciones más frecuentes
en la mujer. Algunas no sienten placer en absoluto y otras disfrutan
del sexo pero no consiguen llegar al clímax.
Esto puede deberse al cansancio, a las tensiones, al consumo de
determinados fármacos, a problemas psicológicos o a la incorrecta
o escasa estimulación, como también -si se trata de anorgasmia
circunstancial- del momento y el lugar en que se tiene la relación.
Los modernos programas de ayuda con que hoy cuentan los
sexólogos resuelven este trastorno en un 80 % de los casos.
COITO DOLOROSO O DISPAREUNIA
Si una mujer siente dolor, ardor y una sensación de escozor en
la vulva o en el interior de la vagina durante la penetración y el
desarrollo del coito, se trata del trastorno conocido como
dispareunia. Esto puede suceder siempre o solamente en algunas
ocasiones.
Generalmente se debe a una escasa lubricación vaginal derivada
de una insuficiencia hormonal o provocada por el uso de
desodorantes íntimos; también es consecuencia de enfermedades
como la diabetes, las infecciones vaginales, las malformaciones o
las cicatrices de partos o cesáreas.
Al margen de las causas orgánicas, los aspectos psicológicos
suelen incidir en la aparición del coito doloroso. Una mujer
estresada o con tensiones tiene una cierta predisposición a sufrir
una retracción de la vagina y no tener suficiente lubricación, al
igual que si el pene del amante es demasiado grande, incluso antes
de que la penetre, ella teme que le haga daño y contrae
automáticamente los genitales.
VAGINISMO
Se llama así a un acto reflejo por el que se contraen
automáticamente los músculos de la vagina ante el intento de
penetración, a diferencia de lo que sucede normalmente, que es la
distensión de los mismos durante la relación sexual.
La contracción varía notablemente de una mujer a otra; puede
desde producir un pequeño estrechamiento del canal vaginal a
cerrarlo por completo, generando en uno u otro caso –
Al margen de las causas
orgánicas, los aspectos
psicológicos puelen
incidir en la aparición
del coito doloroso.
Ante el dolor coital, la
actitud de los amantes suele
ser diversa.
Afrontarlo para tratar de
hallar una solución es el
camino adecuado, porque
este trastorno, a la larga,
crea en ella la ausencia de
deseo.
El trastorno llamado
vaginismo puede tener
lugar incluso cuando
ella está excitada y
disfruta del sexo.
Las infecciones o
inflamaciones vaginales, el
himen rígido o las
malformaciones pélvicas o
genitales también pueden
ser causas –en este caso
orgánicas- de que se
contraigan
involuntariamente los
músculos de la vagina.



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respectivamente- dolor o imposibilidad de penetración; este trastorno puede tener lugar incluso
cuando ella está excitada y disfrutando del sexo.
Uno de los problemas que acarrea es que si la pareja no comprende que se trata de un acto
involuntario, puede creer que ella siente rechazo -de forma inconsciente o consciente- ante la
sola idea de ser penetrada; lo que obviamente terminará perjudicando a la relación. En ese caso,
conviene que un especialista compruebe si hay algún tipo de
trastorno en la pelvis y también, para evitar suspicacias, que
demuestre a la pareja, introduciendo un dedo en la vagina durante
el examen, que se trata de un acto puramente reflejo y que por lo
tanto no es una respuesta al acto sexual.
La mayoría de las veces es el producto de una cuestión de tipo
psicológico, debido a una vivencia traumática anterior o a miedos
Incontrolables, por ejemplo, a la violación o a sentir dolor.
Habitualmente se resuelve en un 95 % de los casos, después de un
breve tratamiento con un psicólogo, mientras que es raro que la
solución sea espontánea.
SÍNDROME PREMENSTRUAL
Algunas mujeres, en los días previos a la menstruación, suelen
sentirse tensas, irritabas o tener síntomas tales como mareos,
dolores de cabeza, hipersensibilidad o dolor en los pechos,
depresión y nerviosismo extremo, entre otros.
Sus causas no se conocen con exactitud, pero se asocian a los
cambios hormonales, sobre todo a la relación de los estrógenos y la
progesterona, así como también a deficiencias vitamínicas y a la
retención de líquidos que se producen en el organismo femenino
durante esta fase del ciclo menstrual.
Desde la sociedad y, sobre todo, desde la óptica de muchos
hombres, se ha considerado el síndrome premenstrual como una,
especie de capricho del carácter femenino, pero lo cierto es que
éste afecta en realidad a un porcentaje variable pero bastante alto
de mujeres -entre un 25 % y un 75 %- aunque sólo un 5 % de ellas
ve alterado su habitual funcionamiento vital por este motivo.
Este trastorno, así como el ciclo menstrual propiamente dicho,
genera actitudes muy controvertidas. Por un lado, se utiliza como
justificante de ciertas conductas femeninas poco sociables pero,
por otro, también es la excusa para discriminar profesionalmente a
la mujer.
CLAMIDIA
La bacteria conocida como chlamydia trachomatis genera una
infección que se transmite por contacto con el tejido mucoso de la
vagina, provocando en el cuello uterino de la mujer la dolencia
llamada cervicitis. En ocasiones se ven afectados la uretra, el recto
y la boca. En el hombre se localiza en la uretra y en este caso el
trastorno se denomina uretritis.
Siempre se contrae a través del contacto con una persona
infectada. Los síntomas femeninos no son demasiado claros, por lo
que a veces resulta difícil determinar el problema, que puede
confundirse con otro cuadro clínico.
El intercambio sexual
durante la menstruación es
un tabú que aún persiste,
tanto en la mujer como en
el hombre; ella, por
considerar que está «sucia»
y él, por aprensión a la
sangre. Lo cierto es que no
existe ninguna
contraindicación para el
sexo durante este período y,
por el contrario, hay
mujeres que practicándolo
se sienten más excitadas y
además alivian los
calambres abdominales y
los dolores lumbares.
Es fácil que se
confundan los síntomas
de la clamidia con los de la
gonorrea, sobre todo en
elhombre, ya que en este
caso aparecen secreciones
transparentes que luego
adquieren una consistencia
cremosa, acompañadas de
dolor y aumento de la
urgencia y la frecuencia en
las ganas de orinar.
La sintomatología de la
tricomoniasis muchas veces
aparece durante o después
de la menstruación.



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En todo caso, las expresiones más evidentes de la cervicitis son: secreciones vaginales
espesas que a veces tienen un color amarillento y un olor peculiar -diferente del que
habitualmente tiene el flujo vaginal- así como dolor en la zona del bajo vientre y molestias al
orinar. El tratamiento que se prescribe es de antibi6ticos -tetraciclinas- y es importante la rápida
cura de esta dolencia, ya que si progresa puede llegar a provocar esterilidad, tanto en él como en
ella.
TRICOMONIASIS
Es una infección vaginal originada por un parásito -trichomona
vaginalis- que se transmite por contacto sexual, aunque en
ocasiones puede contagiarse compartiendo ropa o toallas húmedas.
Pese a que suelen padecería las personas de ambos sexos, en ellos
prácticamente no presenta síntomas, si bien en algunos casos puede
afectarles la uretra y generar dolor o molestias al orinar.
En las mujeres, que inicialmente tampoco tienen una
sintomatología clara, las molestias tardan en aparecer entre una y
cuatro semanas, aunque algunos investigadores afirman que es
posible que sean portadoras del parásito a lo largo de los años sin
manifestar ninguna evidencia del mismo.
Sus síntomas son muy evidentes: consisten en picazón e
irritación de la vulva y la vagina, flujo vaginal purulento -de color
amarillo intenso y de olor desagradable-, además de generar un
intenso dolor genital al mantener relaciones sexuales.
Los tratamientos de la tricomoniasis son eficaces,
prescribiéndose antibióticos que deben tomar ambos miembros de
la pareja y, para el alivio de las molestias localizadas en los
geniales, se recetan productos antisépticos específicos en forma de
óvulos o paliativos tales como soluciones, que se introducen en la
vagina con jeringuillas especiales.
CÁNDIDA
Como en la tricomoniasis, afecta con mayor frecuencia a la
mujer, mientras el hombre no presenta síntomas. Pero en este caso
el responsable es el hongo candida albicans. Puede contagiarse por
contacto sexual, ropa, toallas, objetos que se intercambian, entre
otras vías. Asimismo, el uso prolongado de antibióticos, el estrés o
la diabetes favorecen la aparición y proliferación de las infecciones
por cándida.
La evidencia de haberla contraído se materializa en el aumento
de la secreción vaginal, que aparece en forma de flujo viscoso muy
espeso, de color blanco, intensa e insistente picazón y olor
mohoso; en ocasiones puede extenderse la infección a las vías y la
vejiga. En el caso de que el hombre presente sintomatología -cosa
infrecuente- se percibirá por el enrojecimiento del glande y prurito
en el pene.
Aunque no es una enfermedad peligrosa, si es molesta y
dolorosa. Una vez contraída conviene desinfectar cuidadosamente
las prendas íntimas porque la cándida puede resistir varios lavados
sin desaparecer. El tratamiento indicado deben realizarlo por igual
ambos integrantes de una pareja y mantener relaciones sexuales
con preservativo hasta su total curación.
Muchos especialistas
recomiendan como
preventivos incluir en la
dieta la vitamina C y los
alimentos que la contienen,
como los críticos o las
patatas, porque fortalecen el
sistema inmunológico. Con
las defensas bajas es más
fácil que se produzca una
candidiasis.
Además del área
genital, las micosis afectan
a otras zonas de mucosas en
el organismo, como son la
cavidad bucal y la lengua,
los ojos, el esófago, y los
espacios interdigitales de
los pies o lasmanos.



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MICOSIS
Se denomina de este modo y en general al grupo de infecciones generadas por hongos. Si
bien en la mayoría de los casos no son trastornos graves, las micosis están muy extendidas y
actualmente han adquirido gran importancia porque afectan a personas con el sistema
inmunológico deprimido. La cándida y las tricomonas, tratadas en puntos anteriores, se incluyen
en este tipo de micosis vaginales, y se encuentran entre las más frecuentes.
Para que el diagnóstico y posterior tratamiento resulten certeros es preciso determinar, a
través de cultivos o por exposición al microscopio de una muestra de flujo o del tejido afectado,
exactamente qué hongo produce la infección. Las micosis se suelen remitir con un tratamiento
de antibióticos funguicidas que, dependiendo de la extensión y gravedad de las mismas, se
administran por vía oral o endovenosa. También se combinan con pomadas o cremas de
aplicación tópica y una esmerada higiene, tanto de la zona genital como de las prendas que están
en contacto directo: ropa interior, sábanas y toallas.
HISTERECTOMÍA
Consiste en una operación quirúrgica en la que se extrae el útero y, si es necesario, en ciertas
ocasiones, también los ovarios, lo que provoca -cualquiera que sea la edad de la mujer a la que
se le practique- el consiguiente proceso menopáusico.
Tal como hemos explicado, la sexualidad no tiene que ver únicamente con el funcionamiento
o la presencia de determinados órganos y, la sintomatología que puede presentarse en la mujer a
la que se le ha practicado una histerectomía completa, se resuelve eficazmente con los
adecuados tratamientos hormonales. Éstos están destinados a sustituir las hormonas que el
organismo produce de manera natural durante la edad fértil -ya sea ingiriéndose en forma de
cápsulas o pastillas, parches u otras preparaciones específicas-, para que se cumplan sus
funciones de lubricación vaginal e intensificación de la excitación, aunque ésta procede
fundamentalmente de la esfera psicológica y del estímulo sexual que se produzca entre los
amantes. En este aspecto, la peculiar sensualidad femenina es una aliada, ya que no se centra
exclusivamente en respuestas físicas ni depende de factores mecánicos, como sucede con la
erección masculina. De manera que es posible mantener relaciones sexuales placenteras después
de esta intervención.
Pese a todo, hay hombres y mujeres que asocian la histerectomía a la pérdida del apetito
sexual femenino; como también puede suceder que ellas se sientan deprimidas por haber
finalizado antes de tiempo su ciclo de fertilidad. Si es así, conviene que busquen ayuda
psicológica y, al cabo de un breve espacio de tiempo, verán cómo recuperan la calidad de las
relaciones sexuales, en muchos casos incluso con mayor intensidad que en el pasado.
FIN




















guia para comer bien un coño






      Hey!, tengo mucho respeto por todos los tios a los que os gusta comer 
      coños porque hay muy pocos de vosotros en la calle, y no soy la unica 
      mujer que lo dice. Y lo que es mas, algunos de los que lo haceis a la 
      antigua usanza, no lo haceis demasiado bien, asi que quizas esta pequeña 
      leccion os ayude. 
      Cuando una mujer encuentra a un hombre que lo mama bien ha encontrado un 
      tesoro y no le va a dejar escapar facilmente. Este es un tipo raro y ella 
      lo sabe. Ni siquiera se lo dirá a sus mejores amigas pues si no le 
      convertiría en el hombre mas popular de la ciudad. Asi que recuerda, la 
      mayoria de los tios pueden follar y generalmente lo hacen de una manera 
      satisfactoria, pero los que saben mamarlo bien, lo tienen hecho.

      Muchas mujeres estan tristes por sus cuerpos. Incluso si tienes a la mujer 
      mas maravillosa del mundo contigo en la cama se estara preocupando por 
      como te gusta su cuerpo. Dile que es bella, dile que partes te gustan mas, 
      dile cualquier cosa pero dejala que confie en ti lo suficiente como para 
      dejarte bajar entre sus piernas.
      Ahora para y mira lo que ves. Es bonito, verdad? No hay nada en el mundo 
      que haga mas única a su mujer que su coño. Ya se, he visto muchos, los hay 
      de diferentes tallas, colores y formas. Algunos estan metidos para adentro 
      como el potorrin de una chiquilla y otros tienen los
      labios gruesos y seductores que salen para darte la bienvenida. Algunos 
      son cepillos enredados de pelo y otros estan cubiertos con pelusa 
      transparente. Aprecia las cualidades unicas de tu mujer y dile lo que le 
      hace especial. 

      Las mujeres son mucho más de palabra que los hombres, especialmente cuando 
      se hace el amor. También responden más al amor de palabra lo que significa 
      que cuanto más le hables, más fácil te será hacerle correrse. Asi que todo 
      el tiempo que pases acariciando y manoseando su precioso coño, hablale de 
      el. Ahora, míralo de nuevo, suavemente aparta los labios y mira los labios 
      internos. Incluso chupalos si quieres. Ahora separa las partes superiores 
      del coño hasta que encuentres el clítoris. Las mujeres tienen clítoris de 
      todas las tallas igual que los tios teneis pollas de diferentes tamanos, 
      pero esto no tiene nada que ver con su capacidad de orgasmo. Simplemente 
      significa que la mayor parte de ella esta escondida bajo su prepucio. 

      Cada vez que toques el coño de una mujer asegurate de que tu dedo esta 
      húmedo. Puedes chuparlo o puedes mojarlo con sus jugos internos, pero 
      asegúrate por cualquier medio de mojarlo, pues tu dedo se quedará pegado a 
      él si esta seco, y eso duele. Pero tu no quieres tocarle el clítoris de 
      cualquier manera, tienes que ir preparando el terreno. Antes de que ella 
      se excite, su clítoris es demasiado delicado para ser manejado. Aproximate 
      a su coño despacio. A las mujeres, incluso más que a los hombres, les 
      encanta ser incitadas.

      La parte interna de su muslo es su punto mas delicado. Chupalo, besalo, 
      haz dibujos con la punta de tu lengua, acercate peligrosamente a su coño. 
      Hazle que se anticipe a ello. Ahora chupa el pliegue donde las piernas 
      juntan su coño. Acaricia tu cara con su arbusto, cepilla tus labios sobre 
      su raja sin presionar, para posteriormente excitarla. Despues de haber 
      hecho esto hasta un punto en el que tu chica esta moviendose, y tratando 
      de forzar para que te acerques mas a ella, pon tus labios en la superficie 
      de su raja. Besala suavemente y despues mas fuerte. Ahora usa tu lengua 
      para separar los labios de su chocho y cuando se abran haz correr tu 
      lengua arriba y abajo entre las capas de carne del coño. 



      Suavemente separa mas sus piernas con tus manos. Todo lo que haces con una 
      mujer y lo que estas a punto de comer tiene que ser hecho suavemente. 
      Fóllala con la lengua, eso tambien le excita porque por ahora ella quiere 
      que se le preste algo de atencion a su clítoris. Compruebalo, mira si el 
      clítoris se ha vuelto lo suficientemente duro como para sobresalir de su 
      cubierta. Si es asi, chupalo. Si no puedes verlo, puede estar esperándote 
      debajo. 

      Lleva tu lengua hasta la parte superior de su raja y siente su clítoris. 
      Apenas puedes experimentar su presencia, pero si incluso no puedes sentir 
      la diminuta perla, puedes hacerla levantarse chupando la piel que la 
      cubre. Chupa fuerte y presiona dentro de su piel. Suavemente separa los 
      labios del coño y mete tu lengua contra el clítoris, cubierto o no. Hazlo 
      rapidamente. Esto provocara que sus piernas se estremezcan. Cuando sientas 
      que esta alcanzando el orgasmo pon tus labios en forma de O y toma el 
      clítoris con tu boca. Empieza a chupar suavemente y observa la cara de tu 
      chica y su reaccion. Si puede soportarlo, empieza a chupar mas fuerte y si 
      le mola chupa mas fuerte todavia. 

      Ve con ella. Si levanta la pelvis en el aire con la tension del orgasmo 
      viniendo, muevete con ella, no pelees.

      Espera y manten tu caliente boca en su clítoris. No le dejes ir. Esto es 
      lo que estara diciendo tambien: NO PARES!, NO PARES NUNCA!!! Hay una razon 
      para ello. La mayoria de los hombres se paran demasiado pronto. Igual que 
      la mamada de una polla, esto es algo sobre lo que merece la pena aprender, 
      y hay que aprender a hacerlo bien. Conozco a un hombre que es un asqueroso 
      follador. Simplemente asqueroso. Pero puede comer un coño mejor que nadie 
      que conozca y nunca tiene problemas para conseguir una cita. Las chicas se 
      abalanzan sobre él. 

      Pero volviendo a tu sesión "come-coño", hay otra cosa que puedes hacer 
      para intensificar el placer de tu mujer. Le puedes joder con los dedos 
      mientras ella disfruta con tus talentos de chupa clítoris. Antes, durante 
      y despues. A ella si que le gustara. Ademas de las zonas erogenas que 
      rodean a su clítoris, otra mujer tiene otra area extremadamente sensible 
      en la azotea de su vagina. 




      Esta es la zona contra la que frotas cuando te la estas follando. Bien, 
      como tu polla esta un poco lejos de tu boca, tus dedos tendrán que "echar 
      el polvo".

      Coge dos dedos. Uno es muy fino y tres demasiado anchos por lo tanto no 
      puedes profundizar. Asegurate de que estan humedos para no irritarle la 
      piel. Deslizalos hacia adentro, al principio despacio y despues más 
      rapidamente. Fóllala con ellos ritmicamente. Acelera solo cuando ella lo 
      hace. Escucha su respiracion, ella te permitira saber lo que hacer. Si le 
      estas chupando el coño y haciendole un dedo al mismo tiempo, le estas 
      estimulando bastante mas de lo que lo harias con tu polla sola, por lo 
      tanto puedes contar con que se lo esta pasando en grande. Si tienes alguna 
      duda comprueba sus sintomas. 

      Cada mujer es única. Puedes tener una cuyos pezones se endurecen cuando se 
      excita o solo cuando le viene el orgasmo. Tu chica se puede poner colorada 
      o empezar a temblar. Consigue conocer sus sintomas y seras su amante mas 
      sensible. Cuando ella empice a tener un orgasmo, por Dios, no dejes 
      escapar ese clítoris. Persevera con la duracion.

      Cuando empiece a decaer del primer orgasmo, presiona tu lengua contra el 
      lado inferior del clítoris dejando que tus labios cubran la parte 
      superior. Mueve tu lengua hacia adentro y hacia afuera de su coño.

      Si tus dedos estan dentro, muevelos tambien un poco, aunque suavemente, 
      pues todo es extremadamente sensible especialmente ahora. Si juegas tus 
      cartas correctamente conseguiras multiples orgasmos de esta manera. Una 
      mujer esta excitada una hora entera antes de tener un orgasmo. ¿Te das 
      cuenta del impacto total de esta informacion?. ¿El potencial?. A una mujer 
      se le cronometraron 56 orgasmos de un tiron. ¿Sabes el efecto que tendrias 
      en una mujer a la que le produjeses 56 orgasmos?. Sería tuya siempre que 
      la quisieras. 




      El ultimo consejo que te doy es: despues de haberla hecho correrse, hazla 
      tu esclava dandole la mayor mamada que haya tenido nunca. No le dejes sola 
      precisamente ahora. Hablale, acaricia su pecho y su cuerpo con delicadeza, 
      continua haciendole el amor suavemente hasta que se haya calmado. Un 
      hombre puede marcharse e irse a dormir en el mismo suspiro sin sentir 
      remordimiento, ningun sentido de perdida. Pero una mujer por naturaleza 
      requiere alguna sensibilidad de su amante en los primeros momentos despues 
      del sexo. 

      El sexo oral puede ser la mas excitante experiencia sexual que puedes 
      tener. Pero es lo que tu haces. Tomate tu tiempo, practica a menudo, 
      presta atencion a los sintomas de tu amante y sobre todo, diviertete.